El masajista que confundió su papel

En el minuto 65 del partido entre el Madrid y el Valencia estalló el conflicto. El banquillo madridista saltó como un resorte para ir a buscar al árbitro, Iturralde González, y reprocharle no haber sancionado una mano de Angloma dentro del área. Al frente de la protesta se colocó insólitamente Antonio Acedo, el masajista del equipo, que dejó tirado junto a la banda su botiquín y se llevó la mano a la cara señalando al colegiado, al que increpó con virulencia. Hierro propinó un empujón considerable al fisioterapeuta y le exigió que se callara, pero ya era tarde: Iturralde escuchó los insulto...

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En el minuto 65 del partido entre el Madrid y el Valencia estalló el conflicto. El banquillo madridista saltó como un resorte para ir a buscar al árbitro, Iturralde González, y reprocharle no haber sancionado una mano de Angloma dentro del área. Al frente de la protesta se colocó insólitamente Antonio Acedo, el masajista del equipo, que dejó tirado junto a la banda su botiquín y se llevó la mano a la cara señalando al colegiado, al que increpó con virulencia. Hierro propinó un empujón considerable al fisioterapeuta y le exigió que se callara, pero ya era tarde: Iturralde escuchó los insultos de Acedo y le expulsó.Acedo se alejó de la escena, pero regresó cuando el colegiado le mostraba la segunda amarilla a Toshack. Salió como un poseso y repitió insulto y gesto (la mano en la cara señalando a Iturralde). Le frenaron Seedorf, que estaba en el campo, y Karembeu, que tuvo que saltar del banquillo e inmovilizarle con los brazos. El masajista, sí, era el madridista más airado y protestón.

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Lejos de calmar a su entrenador, de tranquilidad a los jugadores, el fisio decidió sumarse a la revuelta, encabezarla. En ese momento el Madrid acababa de marcar el segundo gol y corría hacia la remontada. El conflicto en la banda distrajo a todos.

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