EL PROCESO DE PAZ

La soledad y la incomodidad del ex 'lehendakari' Ardanza

Pese al gentío y al día espléndido que acompañó al Alderdi Eguna (Día del Partido) del PNV, el anterior jefe del Gobierno vasco, José Antonio Ardanza -que conserva por ley el derecho al tratamiento de lehendakari-, supo ayer lo que es el frío. Desde su salida de Ajuria Enea, Ardanza se ha preciado de sentir "el calor" y el agradecimiento de los ciudadanos en la calle, pero ayer sus compañeros de militancia no se lo mostraron.Sus declaraciones en tres periódicos vascos, incluido el del PNV, críticas con la línea del partido y sus alianzas (especialmente con EH), le valieron alguna pitada proced...

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Pese al gentío y al día espléndido que acompañó al Alderdi Eguna (Día del Partido) del PNV, el anterior jefe del Gobierno vasco, José Antonio Ardanza -que conserva por ley el derecho al tratamiento de lehendakari-, supo ayer lo que es el frío. Desde su salida de Ajuria Enea, Ardanza se ha preciado de sentir "el calor" y el agradecimiento de los ciudadanos en la calle, pero ayer sus compañeros de militancia no se lo mostraron.Sus declaraciones en tres periódicos vascos, incluido el del PNV, críticas con la línea del partido y sus alianzas (especialmente con EH), le valieron alguna pitada procedente de los jóvenes de EGI sentados en la hierba, ante la tribuna, cuando accedía a ella acompañado por el actual presidente, Juan José Ibarretxe, dentro de la comitiva oficial de cargos públicos.

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Con el líder del PNV, Xabier Arzalluz, no cruzó palabra. Con Ibarretxe lo hizo antes del acto, y ambos mantuvieron el gesto tenso en el encuentro. Las primeras críticas las hizo Ardanza el viernes, cuando Ibarretxe tenía que afrontar su primer debate de política general en el Parlamento vasco. Sus compañeros acudieron ayer al acto desayunados con unas nuevas declaraciones suyas, en los dos periódicos vascos de mayor tirada, en las que critica el Pacto de Lizarra y pide al PNV que se aparte de Euskal Herritarok (EH), las siglas electorales de HB. Ni Ibarretxe ni Arzalluz se sustrajeron, sin mencionarle ni aludir a sus palabras, a lanzarle sus mensajes.

La "cotización del disidente"

El primero dijo que los problemas de las familias no se arreglan gritándolos por el balcón ni anunciando opiniones en un diario. Arzalluz lo dejó para el final y fue más lejos: "Somos 31.000 afiliados, iguales, aunque algunos distintos en responsabilidad porque vosotros se la habéis conferido, todos libres de pensar y decir lo que pensamos". Acto seguido, para evitar engaños, y seguramente con algunas heridas del pasado a punto de volver a sangrar, Arzalluz advirtió: "El partido es uno y no dos, lo mismo que su ideología y su estrategia. Éstas las define la Asamblea Nacional [máximo órgano del PNV] y las ejecuta el EBB [Euzkadi Buru Batzar]", la ejecutiva peneuvista.

En un tono más hiriente, el líder del PNV se refirió a la "cotización" que en Madrid alcanzan los disidentes del nacionalismo, "se llamen Onaindia [Mario] o como se llamen". "Si el disidente es del PNV, la cotización es doble", dijo acusando a los grandes partidos, PP y PSOE, de no fijarse en sus problemas internos en varias comunidades. Arzalluz los acusó de intentar manipular al disidente del PNV, "sea en su forma de pensar, en sus intereses económicos o en sus frustraciones".

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Al concluir el acto, Ardanza se apartó de la ruta que debían seguir oradores, acompañantes e invitados para, cogido del brazo por su esposa y abordado por muy pocas personas, en contraste brutal con la aclamaciones del año pasado, abandonar el recinto.

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