Tribuna:

El Loco

Durante la celebración de una puesta en largo periodística en Sevilla, con el patio repleto de personajes de peso que olían a colonia cara y lucían corbatas de seda, su majestad el Rey se le apareció a Jesús Quintero. El Loco, en mitad de aquella fragancia social, lucía como siempre: pantalones de gaucho, botines de Michael Jordan y los rizos encendidos. El gentío chocaba las copas contra sus labios y profugaban sus miradas para encontrarse con la de don Juan Carlos I. Pero el Rey estaba en sus cosas y prefirió, como les digo, aparecerse ante esa mixtura de timidez y poca vergüenza que dibujan...

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Durante la celebración de una puesta en largo periodística en Sevilla, con el patio repleto de personajes de peso que olían a colonia cara y lucían corbatas de seda, su majestad el Rey se le apareció a Jesús Quintero. El Loco, en mitad de aquella fragancia social, lucía como siempre: pantalones de gaucho, botines de Michael Jordan y los rizos encendidos. El gentío chocaba las copas contra sus labios y profugaban sus miradas para encontrarse con la de don Juan Carlos I. Pero el Rey estaba en sus cosas y prefirió, como les digo, aparecerse ante esa mixtura de timidez y poca vergüenza que dibujan el perfil de El Loco. "Hola, Quintero, como está tu perra", le preguntó. Y El Loco, como el niño sorprendido por una pregunta sin memoria, le dijo: Ahí está, majestad, tirando... La perra, un obsequio de la Casa Real y que atendía por Kalma, llevaba en el limbo canino más que Pluto trabajando con la Disney. Pero el golpe de efecto se había consumado. Y los de la colonia cara y las corbatas de seda pasaron a la acción. Desde entonces al Loco le han llovido propuestas para hacer la televisión que jamás debió dejar de hacer. Canal Sur, que mira por donde tiene la nómina de majaretas la mar de bien asistida, se ha llevado a este loco genial, desvergonzado, creativo e imposible a la colina de sus intereses. Felicidades por el fichaje porque éste sí que es un loco pata negra, con muchos trienios depresivos en su pastillero y con la fibra sensible más excitante de su género. Vuelve El Loco después de haber entrado en las cárceles; para unos durante poco tiempo, para muchos el suficiente como para impresionarlos con las flores del mal de nuestro carcelario. Vuelve El Loco tras zafarse de la sombra de aquel olivo de Caligari; qué le gusta a Filpo un olivar, -creo que anda a vueltas con lanzar una opa hostil al del paso de Montesión-. Y vuelve tras no sé cuántos años en América y trece noches con Gala, que ya son ganas de juerga, para demostrarnos una vez más que sigue siendo el rey. Lo esperamos con ansiedad en la ventana del canalito para engrandecerlo y ponerlo a la altura del canal de Panamá. Para eso y, sobre todo, para demostrarle a los incrédulos que el que tuvo retuvo... lo que los bancos le dejaron. En cualquier caso, felicidades, Loco, por volver con los tuyos para seguir haciendo de las tuyas.J. FÉLIX MACHUCA

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