Tribuna:

Repetición de la jugada

JOSEP TORRENT La dimisión de Antoni Asunción no es otra cosa que el estrambote de un congreso en el que los señores de la guerra del PSPV arrasaron la organización y la sembraron de sal para que no crezca una sola hierba que pueda hacerles sombra en el futuro. Abandonado por Pla y atrapado en la pinza (¿federal?) formada por Ciscar y Lerma, al que fuera candidato a la presidencia de la Generalitat por el PSPV hace apenas tres meses no le quedaba otra salida. Se podrá argüir que fue el propio Asunción quien se metió en la ratonera con su obcecación en convertirse en secretario general, pese...

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JOSEP TORRENT La dimisión de Antoni Asunción no es otra cosa que el estrambote de un congreso en el que los señores de la guerra del PSPV arrasaron la organización y la sembraron de sal para que no crezca una sola hierba que pueda hacerles sombra en el futuro. Abandonado por Pla y atrapado en la pinza (¿federal?) formada por Ciscar y Lerma, al que fuera candidato a la presidencia de la Generalitat por el PSPV hace apenas tres meses no le quedaba otra salida. Se podrá argüir que fue el propio Asunción quien se metió en la ratonera con su obcecación en convertirse en secretario general, pese a estar en clara minoría en el congreso. Cierto. Pero no lo es menos que la defección de Pla y el tándem Ciscar-Lerma bloquearon cualquier salida razonable al ex ministro del Interior. La dimisión estaba cantada y sus consecuencias, también. Cuatro años después, los socialistas repiten la jugada que acabó descabezando la dirección del grupo parlamentario tras la fuga de Joan Lerma a un ministerio. Ahora han vuelto a las andadas con el agravante, además, de que da la sensación que no les importa lo más mínimo. Como gusta de reiterar uno de los señores de la guerra: "Siempre hay tiempo para arreglarlo". Desde luego que sí. De aquí al 2011 o al 2015 quedan suficientes lustros para que todo se apañe. Al fin y al cabo no hay mal que cien años dure. Pero qué pecado han cometido los militantes y los votantes socialistas para que estos ególatras se amarren al poder, aunque sea a costa de seguir en la oposición. Asunción, al menos, no ha querido seguir este camino. Un respeto.

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