La expectativa de cambio en el Gobierno catalán domina la celebración de la Diada Jordi Pujol y Pasqual Maragall polarizaron la atención política de la jornada

A cinco semanas de las elecciones autonómicas, Cataluña celebró ayer una fiesta del Onze de Setembre dominada por la expectativa de cambio en el Gobierno catalán. Nunca la Diada se había conmemorado con las elecciones convocadas, el Parlament disuelto, y los partidos inmersos en la agitación originada por la elaboración de las candidaturas. Y nunca los sondeos habían reflejado una incertidumbre sobre los resultados como la actual. La coincidencia de la Diada con un fin de semana redujo la celebración a los actos oficiales y restó asistencia a las manifestaciones.

Jordi Pujol, que aspira...

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A cinco semanas de las elecciones autonómicas, Cataluña celebró ayer una fiesta del Onze de Setembre dominada por la expectativa de cambio en el Gobierno catalán. Nunca la Diada se había conmemorado con las elecciones convocadas, el Parlament disuelto, y los partidos inmersos en la agitación originada por la elaboración de las candidaturas. Y nunca los sondeos habían reflejado una incertidumbre sobre los resultados como la actual. La coincidencia de la Diada con un fin de semana redujo la celebración a los actos oficiales y restó asistencia a las manifestaciones.

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Jordi Pujol, que aspira a su sexto mandato consecutivo, y Pasqual Maragall, el aspirante a relevarle en la presidencia de la Generalitat, protagonizaron el momento estelar de la recepción oficial en el Parlament. Posaron juntos, ante una nube de fotógrafos y cámaras de televisión, bajo la mirada del presidente del Parlament, Joan Reventós, que ayer presidía el último acto público de su mandato. "¿Cómo va todo?", le dijo Pujol. "Te veo bien", respondió un sonriente Maragall. "Para mi Pujol siempre será una persona entrañable", explicó luego Maragall. La escena duró medio minuto. Lo que sucedió a continuación expresa bien las preocupaciones de los rivales en este punto de lo que es ya una campaña electoral. Pujol se llevó a un aparte a Josep Piqué, el ministro portavoz del Gobierno, que poco antes había ratificado la sentencia pronunciada el viernes por el presidente del Ejecutivo central, José María Aznar, acerca de la larga permanencia de Pujol en la presidencia de la Generalitat. "19 años son muchos, esto lo piensa mucha gente en Cataluña, y Aznar no lo dijo en sentido peyorativo, sino descriptivo", dijo el ministro. Entretanto, Maragall se había acercado al líder de Esquerra Republicana (ERC), Josep Lluís Carod, que se está distinguiendo por una agria descalificación del cambio preconizado por el candidato socialista y aspira a convertirse en bisagra del próximo Parlamento catalán. Maragall, que intenta atraer a ERC para formar un gobierno progresista, advirtió a Carod que los votos de ERC, Convergència i Unió (CiU) y el PP "no sumarán" para formar mayoría tras las elecciones del 17 de octubre. Carod le replicó, rápido, que "el PSC y el PP, tampoco". Uno de los dirigentes de ERC se llevó inmediatamente a Carod a hablar con Pujol, por aquello de la equidistancia, y entonces en vez de recriminarse sus respectivas posiciones, los dos políticos se pusieron a hablar de excursionismo a propósito de la reciente ascensión del presidente al pico Aneto.PASA A LA PÁGINA 5

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