Una explosión causa 40 muertos y 150 desaparecidos en Moscú

Los equipos de rescate habían sacado ayer 40 cadáveres de las ruinas de un edificio destruido el miércoles por la noche por una poderosa carga explosiva en un barrio de Moscú. La policía, que calcula que todavía quedan cerca de 150 personas bajo los escombros, no pudo precisar si la explosión fue accidental o provocada por un atentado terrorista, aunque esta última es la hipótesis por la que más se inclina. De confirmarse las sospechas de una acción criminal, vinculada a la guerra en Daguestán, se trataría del mayor atentado perpetrado nunca en la capital de Rusia.

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Los equipos de rescate habían sacado ayer 40 cadáveres de las ruinas de un edificio destruido el miércoles por la noche por una poderosa carga explosiva en un barrio de Moscú. La policía, que calcula que todavía quedan cerca de 150 personas bajo los escombros, no pudo precisar si la explosión fue accidental o provocada por un atentado terrorista, aunque esta última es la hipótesis por la que más se inclina. De confirmarse las sospechas de una acción criminal, vinculada a la guerra en Daguestán, se trataría del mayor atentado perpetrado nunca en la capital de Rusia.

Gran parte del inmueble se ha volatilizado. De sus ruinas surgen columnas de humo tóxico que hacen casi imposible que nadie pueda mantenerse con vida bajo los escombros. No hay rastro de olor a gas y sí, en cambio, a una mezcla de pólvora y azufre. Además, el modo en que estallaron las ventanas (hacia dentro) apunta a un atentado. El Servicio Federal de Seguridad (SFS), heredero del KGB, y el alcalde de Moscú, Yuri Luzhkov, coincidieron en señalar ayer que la catástrofe fue provocada por un explosivo, seguramente ciclonita, equivalente a 300 o 400 kilos de trilita. La ciclonita se emplea en la fabricación de bombas y proyectiles. Aunque las autoridades tratan de ser muy cautas, todos coinciden en que, de confirmarse el atentado, estaría relacionado de alguna manera con la crisis del Cáucaso. El propio Luzhkov, uno de los candidatos a la sucesión de Borís Yeltsin, ordenó ayer extremar las medidas de seguridad en la capital rusa. El único punto débil de la hipótesis terrorista es que el edificio, de 9 plantas y 30 metros de ancho, no alberga instalación militar alguna ni es residencia de nadie relacionado con el Gobierno; se trata de viviendas humildes ocupadas por trabajadores.

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