Tribuna

Equivocarse

La llegada de la Liga en plena canícula, acentuó el bipartidismo del campeonato español. La clase media continúa de vacaciones, mirándose al ombligo, afrontando los partidos con un cierto aire de suficiencia, producto de los piropos que ha ido recogiendo durante el estío, hinchada por las bravatas de quienes les instan a acabar con la dictadura del Barça-Madrid.Perdió el Celta, el equipo de todos, el club de los románticos del fútbol. Y cayeron el Valencia y el Atlético, el otro extremo, colectivos manejados por técnicos que defienden el resultadismo. Mal estreno el de Ranieri y el de Cúper, y...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

La llegada de la Liga en plena canícula, acentuó el bipartidismo del campeonato español. La clase media continúa de vacaciones, mirándose al ombligo, afrontando los partidos con un cierto aire de suficiencia, producto de los piropos que ha ido recogiendo durante el estío, hinchada por las bravatas de quienes les instan a acabar con la dictadura del Barça-Madrid.Perdió el Celta, el equipo de todos, el club de los románticos del fútbol. Y cayeron el Valencia y el Atlético, el otro extremo, colectivos manejados por técnicos que defienden el resultadismo. Mal estreno el de Ranieri y el de Cúper, y por extensión de su sucesor: tampoco pudo ni empatar el Mallorca. Idolatrados en Valencia y Palma, Ranieri y Cúper son mirados ya en el Calderón y en Mestalla con un recelo parecido al de Van Gaal en el Camp Nou y Toshack en Chamartín. Efectos del fútbol.

Mala jornada para impartir doctrina, así que a falta de alternativas y en igualdad de condiciones, se impone quien dispone de mejores recursos o quien más sabe por viejo que por diablo, como Luis en el Oviedo, Peiró en el Málaga o incluso Goikoetxea en el Numancia ante Manzano, técnico del Valladolid cuyo físico y pose evoca la figura de Floro.

Los pobres, como los ricos, se dejan de monsergas y a la que el curso comienza acaban con el recreo. Les une el sentido de la competitividad, la necesidad de recaudar puntos, frente a quienes no pasan cuentas hasta el último tramo. El Rayo, el Málaga y el Numancia presentaron un triunfo que aumenta su autoestima.

El Numancia ha aunado a los que pasan del fútbol con los que sólo viven de él. Tiene un factor social a favor que puede resultarle vital. Todo el mundo es del Numancia, de tal manera que parece empeño del fútbol español lograr que mantenga la categoría, como si con su presencia se preservara el espíritu natural del juego.

La visita del Numancia al Bernabéu la próxima jornada dará que hablar toda la semana. Estimulará multitud de comparaciones para desdicha de Toshack. El galés está ya en el mismo banco por el que pasaron Heynckes y Hiddink. La hinchada le pide que cosa un equipo que, uno por uno, es tan solvente como espectacular. Le falta a Toshack un plan de juego o puede que su dibujo no coincida con el de Sanz. Mientras dura el debate, Raúl y Morientes aseguran los puntos. Nadie como Raúl para distinguir entre pretemporada y temporada y pocos como el moro para marcar goles sin atender al paisaje.

Los jugadores le salvaron el partido a Toshack y también a Van Gaal. Para el Barça los años no pasan. Juega igual que hace dos años. Del bostezo de Frank de Boer se pasó al júbilo de Van Gaal por el gol de Figo. Tiene el Barça tanta munición que cuando al técnico le ha dado por recurrir a la cantera (Gabri, Nano) la grada ha sospechado que se trata más de una operación de imagen. Está el aficionado saturado de empanadas tácticas. No pide al entrenador que acierte, pero sí que por lo menos no se equivoque. Y es que la Liga ya ha empezado. O sea que el partido es más importante que la previa y la resaca. Que se enteren quienes se quejan de tanto Barça-Madrid.

Sobre la firma

Archivado En