GENTE

CONVENTO O ACADEMIA DE POLICÍA

El pasado 31 de julio, un caco se coló en un convento de Sevilla. Poco afortunado, las hermanas de la Caridad lo pillaron con las manos en la masa y lo retuvieron hasta que llegó la policía. Con la sabiduría que da la experiencia, las monjas han aprendido el oficio, y el ratero se ha ido con las manos vacías. El pasado miércoles, funcionarios del Cuerpo Nacional de Policía volvieron a la casa provincial para hacerse cargo de José María C. G., de 34 años, al que las monjas habían vuelto a sorprender hurgando en sus aposentos. Lo atraparon cuando iba por el pasillo con varias llaves que h...

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El pasado 31 de julio, un caco se coló en un convento de Sevilla. Poco afortunado, las hermanas de la Caridad lo pillaron con las manos en la masa y lo retuvieron hasta que llegó la policía. Con la sabiduría que da la experiencia, las monjas han aprendido el oficio, y el ratero se ha ido con las manos vacías. El pasado miércoles, funcionarios del Cuerpo Nacional de Policía volvieron a la casa provincial para hacerse cargo de José María C. G., de 34 años, al que las monjas habían vuelto a sorprender hurgando en sus aposentos. Lo atraparon cuando iba por el pasillo con varias llaves que había descuidado del despacho de la consejera del convento. Un grupo de monjas rodeaban al desafortunado ratero e impedían su fuga. El reincidente también actúa en hospitales, en donde asalta taquillas para sustraer los bolsos y las carteras de médicos y enfermeros, y ya cuenta con 50 detenciones. "Estos delincuentes nunca son violentos, por eso el juez decreta su libertad al poco tiempo", explican en la policía. Y cuando actúan de nuevo, vuelven al mismo sitio y, en algunos casos, tropiezan con la misma piedra o... las mismas monjas.-

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