Entrevista:

RAFAEL SOTO VERGÉS POETA "La magia y la poesía son meditación y prodigio"

Nacido en Cádiz en 1936, Rafael Soto Vergés es uno de los últimos mohicanos de la pureza en la poesía española actual. Su obra ha sido destacada por los críticos más solventes como uno de los grandes impulsos renovadores de la lírica reciente. Su última distinción ha sido el Premio Vicente Gaos, que le ha permitido editar recientemente Manual de prodigios, en el que aúna su pasión por la vida, por la literatura y, cómo no, por la magia. Pregunta. ¿Cuál es el sentido práctico de este último libro? Respuesta. Se trata de una reivindicación estética antigua, que remite muy directamente a mi pri...

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Nacido en Cádiz en 1936, Rafael Soto Vergés es uno de los últimos mohicanos de la pureza en la poesía española actual. Su obra ha sido destacada por los críticos más solventes como uno de los grandes impulsos renovadores de la lírica reciente. Su última distinción ha sido el Premio Vicente Gaos, que le ha permitido editar recientemente Manual de prodigios, en el que aúna su pasión por la vida, por la literatura y, cómo no, por la magia. Pregunta. ¿Cuál es el sentido práctico de este último libro? Respuesta. Se trata de una reivindicación estética antigua, que remite muy directamente a mi primer libro, La agorera. Éste canta de una forma más abierta, y quizá más decidida, el relato fabulado de un amor antiguo. Que, de paso, es como la fundición de todos mis amores, con la pureza y la moral ingenua que debe presidir la conducta humana. Como antagonista, está la maldad, el cálculo, la razón. Ésa es la trama dramática de Manual de prodigios. Luego, habría que hablar del libro como tratado, del mismo modo que hay un manual del conductor, o del jugador de ajedrez. He querido que sea un libro iniciático para que el lector se sensibilice con la maravilla de la existencia. Introducirle en la incredulidad: no todo en la vida es puro interés y egoísmo. P. ¿Qué papel juega la magia en esa empresa? R. Ya en la Edad Media, la magia era una ciencia que, al socaire de los descubrimientos científicos, respondía a su etimología, al más allá de la naturaleza. La magia quería establecer una interrelación entre todas las cosas. A nadie sorprende que un mago convierta un pañuelo en una paloma, que no es sino la continuidad de la materia: la búsqueda de la piedra filosofal. Lo maravilloso no es lo inventado entre comillas, sino la amplitud de lo real. P. ¿Por qué es tan escasa esa poesía en el panorama actual? R. Hoy, la poesía española ha derivado hacia unos derroteros en los que se cuenta la experiencia de una manera demasiado diáfana, sin faltas de ortografía, pero para eso está la prosa y el periódico. Yo apuesto por recrear de la realidad. La poesía tiene que tener un vuelo, trascender al misterio. P. ¿Son los magos buenos lectores de poesía? R. Entre los magos hay de todo. Pero recuerdo que, por ejemplo, Juan Tamariz es un estupendo lector de poesía. Y Arturo de Ascanio, que murió hace poco, también frecuentaba el género. La magia y la poesía necesitan de un estado del espíritu vivo y fresco. En el fondo, no hay más que una sed de conocimiento, en codificaciones diferentes. Una y otra son meditación y prodigio.

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