Tribuna:

Hielo

JOSEP TORRENT Si el ajedrez puede considerarse el origen remoto de los modernos juegos de guerra diseñados por ordenador, cabrá concluir que Ciprià Ciscar, secretario de Organización del PSOE, pertenece a la élite de los grandes ajedrecistas. La ocupación militar del territorio socialista valenciano por parte del ex consejero de Cultura y de sus gurkas es de tal calibre e intensidad que sus adversarios en la partida (sus propios compañeros de partido en este caso) disponen de un margen cada vez menor de movimientos. Con independencia de cuál sea el escaque a ocupar (gestora, diputados, consej...

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JOSEP TORRENT Si el ajedrez puede considerarse el origen remoto de los modernos juegos de guerra diseñados por ordenador, cabrá concluir que Ciprià Ciscar, secretario de Organización del PSOE, pertenece a la élite de los grandes ajedrecistas. La ocupación militar del territorio socialista valenciano por parte del ex consejero de Cultura y de sus gurkas es de tal calibre e intensidad que sus adversarios en la partida (sus propios compañeros de partido en este caso) disponen de un margen cada vez menor de movimientos. Con independencia de cuál sea el escaque a ocupar (gestora, diputados, consejos de administración de medios de comunicación, suplencias de senadores territoriales) cada peón que desplaza obedece a un objetivo que cubrir muy concreto. Todo indica que este hombre de hielo, cuya tensión interna sólo es perceptible en sus roídas uñas, tiene en su cabeza el desarrollo completo de una partida que, excluídas las tablas, sólo acabará con el abandono del tablero por parte del adversario o con un jaque mate impío. Si el desarrollo de la operación requiere el sacrificio de algunos peones (saltimbanquis que han vendido a su padre ideológico a cambio de un plato de lentejas) o incluso de algún que otro alfil, no le temblará la mano. Menos aún que se produzcan "daños colaterales", inevitables en el proceso de pacificación de un territorio tan levantisco como el del PSPV. La frialdad con que se comporta Ciscar únicamente se explica desde la óptica de quien tiene un objetivo muy claro: la presidencia del PSPV y el mantenimiento de la secretaría de Organización del PSOE, siguiendo el modelo de Txiki Benegas. Mientras que la seguridad que demuestra en cada uno de sus movimientos viene derivada del control que ejerce sobre Antoni Asunción y la pasividad de Joan Lerma, tan atento siempre a lo suyo. Solamente un factor extraño (un estrepitosa derrota del PSOE en las generales) podría alterar el curso de una partida pensada y diseñada hasta en sus más mínimos detalles por este hombre de hielo que no se detendrá ante nada ni ante nadie.

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