ELECCIONES 13-J

Los militantes de EA atribuyen el fracaso de su coalición con el PNV a su seguidismo respecto a HB

La necesidad de romper con la dinámica seguidista de la política de Herri Batasuna (HB) y su marca electoral, Euskal Herritarrok, y de tomar la iniciativa en la gestión del Pacto de Lizarra es la principal autocrítica que se está imponiendo entre la militancia de Eusko Alkartasuna (EA), el partido de Carlos Garaikoetxea, al analizar las razones del fracaso electoral que ha cosechado su coalición con el PNV en la primera concurrencia conjunta a unos comicios. La sensación de que se ha ido a remolque de EH, al compás que ha marcado HB; que desde el nacionalismo moderado se le ha hecho el discur...

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La necesidad de romper con la dinámica seguidista de la política de Herri Batasuna (HB) y su marca electoral, Euskal Herritarrok, y de tomar la iniciativa en la gestión del Pacto de Lizarra es la principal autocrítica que se está imponiendo entre la militancia de Eusko Alkartasuna (EA), el partido de Carlos Garaikoetxea, al analizar las razones del fracaso electoral que ha cosechado su coalición con el PNV en la primera concurrencia conjunta a unos comicios. La sensación de que se ha ido a remolque de EH, al compás que ha marcado HB; que desde el nacionalismo moderado se le ha hecho el discurso y la estrategia a Arnaldo Otegi está ampliamente extendida entre la militancia guipuzcoana de EA, donde han sido más evidentes los malos resultados de la coalición PNV-EA. Ésta ha visto retroceder considerablemente, a costa de EH, su poder municipal al perder varias alcaldías emblemáticas, además de no ganar en San Sebastián. Incluso ha obtenido tres procuradores menos en las Juntas Generales.

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El secretario general de EA, Inaxio Oliveri, se hizo eco ayer de este estado de opinión al reclamar para la coalición PNV-EA el liderazgo del Pacto de Lizarra. Y en sintonía con el PNV, el dirigente de EA se mostró partidario de seguir manteniendo el acuerdo de legislatura con EH además de lograr acuerdos con el PSE-EE en Euskadi y Navarra.

Aunque en esta reflexión crítica no se cuestiona el Pacto de Lizarra y entre las bases de EA se sigue asumiendo que el objetivo de la paz podía tener un coste electoral, lo cierto es que el objeto de las críticas se centra en la forma en que se ha administrado este acuerdo. Especialmente, en el hecho de haber dejado a HB llevar las riendas y la iniciativa política estos meses. Por eso hay prisa por desmarcarse de HB.

La convocatoria del congreso ordinario de EA prevista para el último trimestre de este año será el foro de expresión de los descontentos y el momento de la reflexión estratégica y de fondo de este partido en el que conviven dos talantes distintos, dos concepciones diferentes de entender el país y construir la nación. EA deberá decantarse entre optar por un nacionalismo con un mensaje abierto y moderno o el más cerrado, sectario e intransigente.

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