Tribuna:

El PSPV necesita un congreso ya

La crisis abierta en el PSPV con la dimisión del secretario general, Joan Romero, tiene que cerrarse bien y pronto. Cuanto antes porque frente a las próximas elecciones generales no se puede mantener la imagen de crisis representada por una gestora. Un partido que ha defendido y defiende la profundización de la democracia no debería tener mucho tiempo una dirección política nombrada a dedo. Desde los aparatos que controlan esas gestoras siempre se aducen razones de oportunismo político, sin confesar otras en clave de poder interno. "No es electoralmente conveniente un congreso extraordinario"...

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La crisis abierta en el PSPV con la dimisión del secretario general, Joan Romero, tiene que cerrarse bien y pronto. Cuanto antes porque frente a las próximas elecciones generales no se puede mantener la imagen de crisis representada por una gestora. Un partido que ha defendido y defiende la profundización de la democracia no debería tener mucho tiempo una dirección política nombrada a dedo. Desde los aparatos que controlan esas gestoras siempre se aducen razones de oportunismo político, sin confesar otras en clave de poder interno. "No es electoralmente conveniente un congreso extraordinario", se adujo cuando estalló la crisis en la comarca de Els Ports-Maestrat por dimitir más de la mitad de los integrantes de la ejecutiva y faltaba un año para las elecciones. Peor el remedio que la enfermedad. A las hemerotecas me remito y a algunos resultados electorales también. El PSPV debe convocar un congreso cuanto antes y trabajar para cerrarlo bien. Y cerrarlo bien pasa por integrar y aglutinar. Muchos observadores no entendían a qué estrategia electoral obedecía que desde la dirección de campaña se pusiese en primer plano a la presidente de la gestora. Era visualizar ante todos los ciudadanos la crisis en la que está sumido el PSPV que no tiene dirección elegida democráticamente sino gestora nombrada. Y además no era candidata. En el PSPV no existe una dirección política elegida democráticamente. La falta de dirección política la han percibido los ciudadanos por la ausencia de mensajes globalizadores y en positivo para la Comunidad, suplido tan sólo por el voluntarismo de los candidatos y por innumerables gestos en campaña tan sólo explicables en claves internas de ocupar poder dentro del partido aprovechando una posición en la que se está por designación... Por ejemplo, el porqué de la marginación sistemática en Castellón al cabeza de lista autonómica, Ximo Puig. Después él arrasó en Morella. Menos se entendía que se nombrara coordinador de campaña en una provincia a un militante que estaba cuestionado públicamente por haber firmado una moción de censura en su pueblo para ocupar la alcaldía con un tránsfuga del PP a no ser por el síndrome Zaplana, que desde la asunción de la alcaldía de Benidorm con el voto de una tránsfuga ha saltado al estrellado. En política las derrotas electorales por más dulces que sean siempre deben obligar a la autocrítica y a la rectificación de los errores a causa de estos resultados. Cuando son descalabros como le ha ocurrido a Izquierda Unida, tienen la virtualidad de que existe un consenso para introducir esos cambios de estrategias y personas en las organizaciones. Cuando las derrotas son aparentemente dulces, tienden la trampa de sentarse en la nube y seguir con las mismas personas y las mismas políticas incorrectas. Los socialistas valencianos han perdido las elecciones autonómicas con mayor diferencia del PP que en 1995 y con menos votos que las europeas. El resultado obliga urgentemente a corregir la división tribal instalada en la organización y a elegir una dirección fuerte. Hacer las cosas contando tan sólo con una parte sean la mitad más uno o el sesenta por ciento y sobre todo hacerla contra la otra mitad lleva de derrota en derrota hasta la derrota final. Los responsables hoy de dar este giro integrador tienen la oportunidad de hacerlo en la propuesta de diputados provinciales y al equipo de dirección del Grupo Parlamentario Socialista en las Cortes. Ese gesto integrador será su mejor aval para el congreso extraordinario que deberían convocar cuanto antes. Si se atrincheran, en las próximas elecciones generales los socialistas ganarán en Cataluña, Andalucía o Castilla-La Mancha y volverá la derrota en el País Valenciano, muy dulce eso sí y obligará a que alguien tome la iniciativa para que no ocurra el simbolismo de las dos vallas junto a la UJI en la carretera de Borriol. El automovilista leía "Tanatorio La Magadalena", "PSPV Al teu costat" (Ningún responsable de campaña corrigió el error).

Ernest Nabàs es militante del PSPV- PSOE.

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