Tribuna:

BALANCE DE LOS COMICIOS Lo mismo pero no igual

El 13-J ha confirmado en buena medida los pronósticos. El PSOE sigue manteniendo su hegemonía en la Comunidad Autónoma, aunque el PP sigue siendo el partido más votado en las capitales de provincia. IU, aunque baja de manera significativa, continúa conservando un porcentaje de voto no desdeñable, superior al 10%. El PA empieza a recoger los frutos de su colaboración con el PSOE en el Gobierno de la Comunidad, habiendo no solamente aumentado de manera significativa su porcentaje de voto, sino además extendido su presencia a Andalucía oriental, en donde había estado prácticamente ausente desde e...

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El 13-J ha confirmado en buena medida los pronósticos. El PSOE sigue manteniendo su hegemonía en la Comunidad Autónoma, aunque el PP sigue siendo el partido más votado en las capitales de provincia. IU, aunque baja de manera significativa, continúa conservando un porcentaje de voto no desdeñable, superior al 10%. El PA empieza a recoger los frutos de su colaboración con el PSOE en el Gobierno de la Comunidad, habiendo no solamente aumentado de manera significativa su porcentaje de voto, sino además extendido su presencia a Andalucía oriental, en donde había estado prácticamente ausente desde el "cambalache" de la alcaldía de Sevilla por la de Granada y Huelva en 1979. Los ciudadanos andaluces han votado, pues, más o menos como se esperaba que votarían. Nadie dudaba que los resultados generales serían favorables al PSOE. Nadie dudaba de la fortaleza del PP en las capitales. Y casi nadie dudaba que se iban a reducir las distancias entre IU y PA. Exactamente lo que ha ocurrido. Y sin embargo, habiendo ocurrido todo de acuerdo con el guión previsto, hay una sensación de que se ha producido un cambio notable respecto de la situación anterior. Y una sensación que se corresponde con la realidad. Todo sigue siendo lo mismo, pero nada va a ser igual. En primer lugar, porque el 14-J del 99 parece que va a ser muy diferente del 29-M de 1995. Entonces, el PSOE continuaba siendo el Gobierno de la nación y prácticamente todas las fuerzas políticas, tanto en el Estado como en las diferentes Comunidades Autónomas, estaban contra él. La vida política consistía en la alianza, más o menos formalizada, de todos los partidos contra el PSOE. Ello condujo a que el PP, con unos resultados notablemente peores que los de ahora en Huelva, Córdoba, Málaga y Sevilla ocupara las cuatro alcaldías, bien porque el PA concluyera alianza con él (Sevilla), bien porque IU se negara a pactar con el PSOE (Huelva, Córdoba y Málaga). Hoy el PP es el Gobierno de la nación y, aunque no está siendo sometido, ni de lejos, a una operación de acoso como la que él practicó, con la ayuda sobre todo de IU, sí está aislado políticamente en Andalucía. Sus posibilidades de pacto con el PA en Sevilla o en Granada son prácticamente nulas. Y sus esperanzas de que el PSOE e IU vuelvan a no entenderse tampoco parecen razonables. En realidad, aunque en un clima completamente distinto, parece que estamos en vísperas de la reedición del "Pacto municipal" que suscribieron en 1979 el PSOE, el PCE y el PSA con alcance regional. Dicho Pacto fue importantísimo para derrotar al Gobierno de UCD en el referéndum del 28-F. Sin los gobiernos municipales de izquierda el resultado del referéndum no habría podido ser el que fue. A partir de 1983 la reducción extraordinaria de la presencia electoral del PCE y la casi desparición del PA, dejaron prácticamente la representación de toda la izquierda al PSOE, que dispuso de unas mayorías aplastantes (con la notable excepción de Córdoba). Mayorías que empezaron a quebrar en 1991 con el pacto PP-PA en el Ayuntamientode Sevilla y que quebraría de manera generalizada en las capitales en 1995, como consecuencia de la reedición en Sevilla del pacto de 1991 y como consecuencia de la "pinza" entre el PP e IU, ensayada en las elecciones autonómicas de 1994 y practicada desde 1993 en las Cortes Generales. En 1999 parece que es el PP quien se queda aislado y el PSOE quien se vuelve a encontrar en condiciones de pactar. Si en la década de los noventa la política en Andalucía ha sido "todos contra el PSOE", en la primera década del nuevo siglo parece que va a consistir en "todos contra el PP". Las ventajas y costes de una operación como ésta no se agotan en alcaldías y diputaciones que se ganan. Las sinergias que generan suelen tener unos efectos muy beneficiosos para quienes pactan y muy perjudiciales para quien se queda fuera. El PSOE ha tenido ocasión de comprobarlo en esta década. El PP tengo la impresión de que lo va a comprobar en la próxima. Y va a ser así porque la aritmética del poder municipal-provincial resultante del 13-J va a imponer que el pacto tenga que ser suscrito como pacto general en toda la comunidad autónoma. En este caso no porque haya muchas cosas que pactar, como ocurrió en el 79, sino porque hay muy pocas y muy dispersas. Ayuntamientos de Almería, Córdoba, Granada y Sevilla más la Diputación de Málaga. En Almería basta el pacto PSOE-IU y en Sevilla el pacto PSOE-PA, pero en Granada y Málaga hace falta el pacto de los tres. La complejidad del pacto va a exigir que sean las direcciones regionales las que intervengan. Pero es que no se puede perder de vista, además, que en unos meses van a tener lugar las elecciones autonómicas y que habrá que formar gobierno. Vistos los resultados de las europeas, no es probable que el PSOE obtenga mayoría absoluta. Creo que se puede descartar incluso tal posibilidad. Los pactos van a ser inevitables. El que se quede fuera ahora, no va a tener ni posibilidad siquiera de pactar después. Y eso, tanto para el PA como para IU, es una condena a la irrelevancia. Aunque la posición del PSOE y del PP apenas si ha variado tras el 13-J, todo parece apuntar a un clima político favorable para el PSOE y negativo para el PP. El PP gestionó mal en 1994 la oportunidad que le hubiera podido permitir ganar las siguientes elecciones autonómicas. En el futuro a corto y medio plazo no va a volver a tener otra oportunidad. Más bien lo que cabe esperar es que empiece a experimentar un lento deterioro en el poder municipal que ahora mismo ocupa. Esto es lo nuevo de la situación política tras el 13-J.

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