El mensaje social de Cultura Probase

No se limitan a hacer música por placer. Los miembros del grupo onubense Cultura Probase tienen en sus letras un claro mensaje social que caló durante su actuación en la XIII edición del concurso Lagarto Rock de Jaén. A la formación clásica de un grupo, Cultura Probase suma la experiencia de dos pinchadiscos y tres bailarines. Ellos se alzaron con el primer premio de esta edición recién terminada, en un concurso que supuso cerca de ocho horas de música en directo. Pasaban las cinco de la mañana de ayer cuando el jurado dio a conocer el resultado de su deliberación, que dejó en segundo lugar a ...

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No se limitan a hacer música por placer. Los miembros del grupo onubense Cultura Probase tienen en sus letras un claro mensaje social que caló durante su actuación en la XIII edición del concurso Lagarto Rock de Jaén. A la formación clásica de un grupo, Cultura Probase suma la experiencia de dos pinchadiscos y tres bailarines. Ellos se alzaron con el primer premio de esta edición recién terminada, en un concurso que supuso cerca de ocho horas de música en directo. Pasaban las cinco de la mañana de ayer cuando el jurado dio a conocer el resultado de su deliberación, que dejó en segundo lugar a los jiennenses de Spiderband. Todo se aderezó con la personalísima actuación de Rosendo, el artista invitado de este año. Pero en el Lagarto no todo es música. Desde el año pasado el grupo de animación Creativo Imprevisible se ocupa de que en los descansos entre grupos no falte la diversión. Pirotecnia, zancos y un enorme lagarto se pasearon entre el público a lo largo de la noche. Más de 4.000 personas abarrotaron el recinto del Auditorio en el que se celebraba el Lagarto, convertido ya en el concurso de rock más importante de Andalucía. Sobre el escenario estaban los seis grupos finalistas seleccionados a través de maquetas de entre más de 180 grupos andaluces, que este año se presentaban al concurso. Ha sido la edición más multitudinaria y de mayor calidad, según los organizadores -Pedro Melguizo y Enrique Iznaola- y los habituales al Lagarto. Les tocó romper el hielo a los también jiennenses Chupacabras, los ganadores de la edición anterior. Con ellos llegó el ambiente asfixiante que envuelve la atmosfera de sus conciertos. Sintetizadores, samplers, bases rítmicas llenas de fuerza y potentes guitarras se encargaron de ir caldeando el ambiente para lo que venía después. Su rock psicótico, como ellos mismos lo definen, puso a punto a los que cruzaron las puertas del auditorio. Los estilos se fueron mezclando en el escenario según subían los finalistas: Cultura Probase; Profesor Posnuggle de Almería; los cordobeses El Niño Pringue y La Mato; y los jiennenses Spiderband y Leo Ladra Jazz. Una vez escuchados todos, el jurado se marchó a deliberar. Ése fue el momento de que Rosendo ocupara las tablas para presentar su último trabajo Siempre hay una historia, el segundo disco que graba en solitario. Rosendo engancha y su fuerza contagió al auditorio, a pesar de que en el cielo estaba rozando casi el amanecer. Mientras su rock estaba en plena ebullición, las mentes del jurado daban vueltas para elegir a los ganadores. La responsabilidad ha estado en manos de Carmelo Villar, coordinador de Fórmula Uno; Rafael González, coordinador de Mondo Sonoro en Andalucía; Carlos Galán, director de Subterfuge Records; Edurme Ormazabal, coordinadora de Euskadi Gaztea; Ramón Redondo, locutor de Onda 10; Pablo Camuñas, director artístico de Chrysalis; Miguel Sánchez, periodista del diario Jaén; Pilar Senz, asistente artístico de Chrysalis; Soledad García-Consuegra, asistente artístico de EMI, y Julio Ruiz, de Radio 3. Pronto tuvieron claro que el ganador era el original Cultura Probase, pero estuvo más disputado el segundo puesto, que supone un premio de 300.000 pesetas. Los vencedores obtendrán, como en las ediciones anteriores, 1.000 copias de un disco compacto en el que se grabarán cuatro temas. Los músicos actuaron en el recién remodelado auditorio, cubierto por unas lonas móviles que se han situado demasiado bajas sobre el escenario. La falta de altura adecuada hace que los equipos técnicos tengan que bajarse para que entren los postes de luz. Este inconveniente lo seguirán teniendo todos los conciertos que lleguen después.

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