Tribuna:

Oculto

JAIME ESQUEMBRE Lo apuntan las estadísticas y lo confirman los estudios sociológicos más fiables: miles de jóvenes menores de 25 años reciben la convocatoria electoral con absoluta indiferencia. No conocen a los candidatos, ignoran quién nos gobierna, no leen los programas, huyen de los debates, jamás asisten a un mitin y, además, les traen sin cuidado las guerras internas de los partidos. Es un lenguaje que no entienden, por hipócrita, y no se ven reflejados en los análisis o propuestas de futuro de los aspirantes a ocupar poltrona. Con estos parámetros, forman parte de ese importante segmen...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

JAIME ESQUEMBRE Lo apuntan las estadísticas y lo confirman los estudios sociológicos más fiables: miles de jóvenes menores de 25 años reciben la convocatoria electoral con absoluta indiferencia. No conocen a los candidatos, ignoran quién nos gobierna, no leen los programas, huyen de los debates, jamás asisten a un mitin y, además, les traen sin cuidado las guerras internas de los partidos. Es un lenguaje que no entienden, por hipócrita, y no se ven reflejados en los análisis o propuestas de futuro de los aspirantes a ocupar poltrona. Con estos parámetros, forman parte de ese importante segmento poblacional que no acude a las urnas, ese 25% de abstención contra el que luchan a brazo partido las organizaciones políticas mayoritarias, que siempre salen beneficiadas de una alta participación. Claro que el desamor es recíproco. Esos partidos no saben, ni quieren, llegar a ese electorado. Es complicado y sincero, dos handicaps difícilmente superables para los que aparentemente nunca fueron jóvenes ni entienden de sus cosas. En el lenguaje electoral, a esas miles de personas se les conoce como voto oculto, que de emerger en bloque modificaría mayorías y alteraría estrategias. Mejor no despertarlo. Pero en esta ocasión, sobre todo en la ciudad de Alicante, ha surgido un fenómeno que puede alterar el estado normal de las cosas: un grupo de jóvenes han formado candidatura y dedicado todo su esfuerzo a captar ese voto. La del Bloc per Alacant es principalmente una campaña nocturna, de discobares y conciertos, de reparto de condones, de organizar encuentros rockeros y conciertos de grupos marginales y marginados que tienen su público. Un público que no vota nunca, pero que en esta ocasión asegura que lo hará a favor de quienes hablan poco o nada de urbanismo, renta per cápita o míticos territorios y prometen registro de parejas de hecho, ayudas a la creación sin cortapisas, libertad sexual ilimitada o promoción de grupos deseosos de actuar en público. Algunas encuestas les conceden escaños, y la pluralidad nunca está de más.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Archivado En