Tribuna:PATÉ DE CAMPAÑA

Aperitivo sin Pujol AGUSTÍ FANCELLI

Undécimo día. Hoy: Tot esperant Pujol, con la gent gran del Casal Maria Aurèlia Capmany. "¿En Pujol, diu que ha de venir? ¡I ca, home, que vol que vingui!". Nada, que la mujer del Centre Comarcal Lleidetà que esta mañana se ha movilizado para "fer gruix" ante el Casal de Gent Gran Maria Aurèlia Capmany, en la calle de Enric Granados, no se cree que Pujol vaya a acompañar al candidato Molins en esta visita. Joana Ortega, concejal de Unió por el distrito del Eixample y cuarta en la lista de Molins, va repartiendo confianza entre los reunidos, un centenar de personas. El retraso, explica, se deb...

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Undécimo día. Hoy: Tot esperant Pujol, con la gent gran del Casal Maria Aurèlia Capmany. "¿En Pujol, diu que ha de venir? ¡I ca, home, que vol que vingui!". Nada, que la mujer del Centre Comarcal Lleidetà que esta mañana se ha movilizado para "fer gruix" ante el Casal de Gent Gran Maria Aurèlia Capmany, en la calle de Enric Granados, no se cree que Pujol vaya a acompañar al candidato Molins en esta visita. Joana Ortega, concejal de Unió por el distrito del Eixample y cuarta en la lista de Molins, va repartiendo confianza entre los reunidos, un centenar de personas. El retraso, explica, se debe a que el president y el candidato están en una rueda de prensa en la sede electoral, en la Rambla de Catalunya, muy cerca del casal. Pasa media hora y nada. Hasta que la señora del Centre Lleidetà vuelve triunfante y espeta: "¡Veu com ja li deia jo que no vindria!". Él no viene, efectivamente. Con cara de circunstancia, Joana da a los convocados la explicación que, se supone, ella misma ha recibido: "Un imprevist a Palau". Bueno, pero, ¿vendrá Molins? A Joana no le consta siquiera que tuviera que acudir Molins y cuando se le dice que en la convocatoria su nombre figuraba con letra clara se encoge de hombros. Huy, huy, huy. La coalición nacionalista anda touchée este lunes posencuestas de color plomizo. A sus ilustres invitados els avis les tenían preparado un aperitivo en plena calle. Sencillo: naranjada, gaseosa, vermut negro, patatas fritas y olivas. Además, ellos se habían puestos sus mejores vestidos para la ocasión. Estaban, lo que se dice, en perfecto estado de revista. Pues nada, "un imprevist a Palau": la explicación está tan por encima de ellos que, obviamente, nadie se atreve a pedir alguna aclaración complementaria. Queda inaugurado pues el aperitivo, sin Pujol ni Molins. Hay cierta timidez inicial a la hora de acercarse a la mesa para conseguir una bebida. La situación es surrealista, efectivamente: ¿tiene algún sentido tomar el aperitivo así, mudats, en plena calle de Enric Granados, si ellos no están? Sería mucho mejor hacerlo en los lugares habituales, dentro del mismo casal o en el Centre Lleidetà, ubicado, por cierto, encima del bar Estudiantil. Pero, poco a poco, esta gente, que ya ha visto mucha guerra, se repone. Empieza a hablar de sus cosas, a bromear y ya no se corta por haber sido abandonada a su suerte. La señora que de buen principio estaba convencida de que Pujol no se acercaría comenta ahora, entre patata y sorbo de gaseosa: "És lògic, a nosaltres ja ens tenen, més val que vagin a buscar a altres persones que no els voten". Tanta generosidad tal vez mereciera algo más que la sequedad de un "imprevist a Palau". Pero ya se sabe, las campañas electorales son artefactos que no pueden detenerse ante unas cuantas personas venidas a "fer gruix".

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