Una mujer que se atrevió a innovar

Dicen que la necesidad agudiza el ingenio. Rocío, Inmaculada y Ana María lo saben de sobra. A finales de 1994, las tres hermanas estaban sin empleo. Inmaculada Bocanegra, trabajadora social, se había quedado en paro; Ana María acababa diplomarse como ats y Rocío terminaba sus estudios de delineante. Por entonces tenían 21, 20 y 19 años. Con esas edades, parecía una locura, pero empezaron a jugar con la idea de montar una empresa ¿Pero de qué? ¿Y así, sin formación empresarial? Rocío se lió la manta a la cabeza y se apuntó a los más diversos cursos de gestión. Entre las tres encontraron un cam...

Dicen que la necesidad agudiza el ingenio. Rocío, Inmaculada y Ana María lo saben de sobra. A finales de 1994, las tres hermanas estaban sin empleo. Inmaculada Bocanegra, trabajadora social, se había quedado en paro; Ana María acababa diplomarse como ats y Rocío terminaba sus estudios de delineante. Por entonces tenían 21, 20 y 19 años. Con esas edades, parecía una locura, pero empezaron a jugar con la idea de montar una empresa ¿Pero de qué? ¿Y así, sin formación empresarial? Rocío se lió la manta a la cabeza y se apuntó a los más diversos cursos de gestión. Entre las tres encontraron un campo que prometía: el cuidado de enfermos, ancianos y niños en domicilios y en hospitales. Pidieron subvenciones, se hicieron con un ordenador y convirtieron su casa en una oficina. Para completar la aventura, algunos familiares se rascaron el bolsillo. Así nació Abisa SL. La empresa ha cumplido ya cuatro años, tiene medio centenar de trabajadores y marcha viento en popa. Inmaculada y Ana María ahora están más apartadas de la sociedad, pero Rocío sigue al frente del barco. El espaldarazo llegó ayer, con su designación como joven empresario del año por la Asociación de Jóvenes Empresarios de Málaga (AJE). Rocío no acaba de creérselo: "Hace un mes me sorprendió saber que era finalista, pero cuando me dijeron que era la premiada pasé unos nervios terribles". Esta empresaria que ahora cuenta con 25 años reconoce que sintió vértigo al dar el paso. "Pero mi madre había sido empresaria, así que había una experiencia en casa; además contaba con el apoyo de toda mi familia", relata mientras da instrucciones para que se cubra tal o cual servicio. Abisa ofrece desde atención médica, cuidados de enfermería, acompañamiento y limpieza de la casa hasta sesiones de fisioterapia a domicilio. Un amplio abanico de servicios para un campo que en Málaga estaba completamente virgen. Rocío confiesa que sus 19 años no eran ninguna ventaja: "Al principio fue difícil, no sólo porque cualquier comienzo en una empresa lo es, sino porque nadie te toma en serio cuando eres joven. Como además trabajábamos desde casa, no teníamos una oficina para que nuestros clientes se creyeran lo que le estábamos ofreciendo. Fue difícil, pero aquí estamos". Aquí es un pequeño despacho en la céntrica calle Larios, desde donde Rocío coordina la atención para más de 70 clientes. Por ahora, Abisa tiene la oferta centralizada en Málaga, pero planea su salto a la costa, desde donde cada vez le llega más trabajo. Esta malagueña que cambió los planos por la gestión, dice que para sacar una iniciativa empresarial adelante no hay más secreto que echar muchas horas, tener los objetivos claros y estar convencido del proyecto: "Si crees en él, eres capaz de aguantar una mala racha..." Mujer, joven y empresaria es una combinación que en los últimos años ha ido en aumento. "Afortunadamente cada vez la gente se anima más a montar una empresa, pero no como antes, que se tenía la idea de que el empresario iba a forrarse, sino para crearse su propio puesto de trabajo", reflexiona. Ayer, la consejera de Economía, Magdalena Álvarez, fue la encargada de entregarle el premio concedido por la AJE. Torcalidad, una empresa especializada servicios auxiliares de la industria agroalimentaria, e Indecom, fabricante de componentes electrónicos, quedaron finalistas. Rocío se llevó el premio por haberse atrevido a innovar.