Jalabert se estrena en el Giro

Primera llegada mínimamente inclinada, primer golpe de Laurent Jalabert. No es el ciclista francés persona que deje pasar así como así las ocasiones. Oficialmente llegó al Giro, carrera en la que se inscribió sólo una semana antes de su comienzo, con dos objetivos: ganar al menos una etapa y vestir, al menos un día, la maglia rosa de líder. Van sólo cuatro etapas y la mitad de sus motivaciones está solventada. Quizás, dado su espíritu, su astucia, su sentido de la ocasión, su necesidad, no haya que esperar más que 24 horas para que haga pleno, se siente en la acera y vea fatigarse, con la sati...

Primera llegada mínimamente inclinada, primer golpe de Laurent Jalabert. No es el ciclista francés persona que deje pasar así como así las ocasiones. Oficialmente llegó al Giro, carrera en la que se inscribió sólo una semana antes de su comienzo, con dos objetivos: ganar al menos una etapa y vestir, al menos un día, la maglia rosa de líder. Van sólo cuatro etapas y la mitad de sus motivaciones está solventada. Quizás, dado su espíritu, su astucia, su sentido de la ocasión, su necesidad, no haya que esperar más que 24 horas para que haga pleno, se siente en la acera y vea fatigarse, con la satisfacción del deber cumplido, a aquellos que aún no han hecho sus deberes. La subida de hoy al Monte Sirino (la menos empinada de las cinco metas en alto que depara el Giro, pero no la menos larga: 22 kilómetros con una pendiente media del 4,1% y máxima del 9% durante un kilómetro) le llega al líder del ONCE en su momento justo: cuando más entero está la subida que más se adapta a sus capacidades. Lo de ayer fue para él un juego de niños. Dejó que los Saeco tiraran sus fuegos de artificio, dejó que el arcoiris de Camenzind le abriera el camino al final, y superó a todos con un chispazo de genio. ¿Los españoles? Allí, en su sitio. Ninguno de los importantes cedió tiempo en un final en el que muy pocos perdieron rueda.Jalabert lleva muy bien sus cuentas. "Llevaba 18 victorias de etapa en la Vuelta y dos en el Tour. Me faltaba una en el Giro para rellenar mi palmarés", dijo el francés, de 29 años, que ha ganado una Vuelta y ha vestido alguna vez el maillot jaune del Tour. Le falta el rosa, claro. Sabio, Jalabert. Extrañamente de puntillas quiere pasar por Italia, como para no despertar las sospechas de Pantani y toda la cuadrilla de escaladores que piensan que esto es un festín privado. "Ahora correré con más tranquilidad, sin presión", dijo el otrora insaciable ganalotodo. "Y hasta donde llegue, llegaré. Si aguanto, termino el Giro, pero si veo que empiezo a quedarme, me retiro. Tengo que pensar en lo que queda de temporada". ¿Quién le cree?

¿Le cree Pantani? Si se fiara del francés, El Pirata rezaría para que Jalabert ganara hoy y se vistiera de rosa. Le gustaría al gran favorito que el ONCE controlara la carrera por lo menos hasta la segunda contrarreloj. Después, que le dejaran hacer a él en la última semana. Parece lógico, como lógicas parecen las palabras del Pirata sobre la etapa de hoy: "Llegaremos unos 25 juntos. Se tratará de estar ahí". Palabras que, claro, suscribe, su aliado Jiménez: "No es terreno para marcar diferencias. Habrá que esperar al Sasso, el sábado".