Tribuna:

Un pragmático

Cuando Hein Verbruggen recibió la citación del juez Keil informó enseguida a los equipos de que acudiría presto. "Se nos hizo el valiente cuando nos lo contó", dice un testigo. Hasta que alguno le recordó un mal momento. "Donde tendría que haber estado es en el Tour cuando los problemas del año pasado . Quizás, si hubiera venido, no le habría citado el juez". A Verbruggen, 53 años, un holandés experto en marketing que lleva 10 años al frente del ciclismo mundial, se le heló su sempiterna sonrisa.Verbruggen es un hombre pragmático y ambicioso. Se ha postulado en privado para sucesor de Samaranc...

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Cuando Hein Verbruggen recibió la citación del juez Keil informó enseguida a los equipos de que acudiría presto. "Se nos hizo el valiente cuando nos lo contó", dice un testigo. Hasta que alguno le recordó un mal momento. "Donde tendría que haber estado es en el Tour cuando los problemas del año pasado . Quizás, si hubiera venido, no le habría citado el juez". A Verbruggen, 53 años, un holandés experto en marketing que lleva 10 años al frente del ciclismo mundial, se le heló su sempiterna sonrisa.Verbruggen es un hombre pragmático y ambicioso. Se ha postulado en privado para sucesor de Samaranch al frente del COI. Obsesionado por la imagen hizo de la palabra modernidad un fetiche. Todas sus revoluciones (la creación de la Copa del Mundo, el trastoque de fecha de las grandes vueltas, el valor creciente del ránking) han sido meras adaptaciones a los nuevos tiempos, pero no han rozado el núcleo duro del deporte ciclista: la falta de estructuras fuertes y duraderas. Los equipos son proyectos que aparecen y desaparecen sin más. Esta forma de organización permanece inmutable desde hace décadas. Como tantas otras cosas en el ciclismo, como el propio dopaje, un asunto demasiado engorroso para un pragmático con ganas de prosperar rápidamente.

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