Surrealismo cotidiano

Pau Riba, guitarra y voz. C. M. Lluís Vives. Valencia, 5 de mayo.El tiempo pasa, pero Pau Riba mantiene vivo, incluso acentuado, ese surrealismo cotidiano característico de su manera de escribir y decir. Una cualidad que se nota más cuando, como en este concierto de Valencia, aparece en escena con el solo acompañamiento de una guitarra, en plan casi folkie, como cuando el dúo Pau i Jordi, sólo que aquí no interpretaba canciones populares, sino sus propios temas de toda la vida, algunos, como Noia de porcelana o L"home estàtic, verdaderamente míticos para quienes vivieron de lleno la evolución...

Pau Riba, guitarra y voz. C. M. Lluís Vives. Valencia, 5 de mayo.El tiempo pasa, pero Pau Riba mantiene vivo, incluso acentuado, ese surrealismo cotidiano característico de su manera de escribir y decir. Una cualidad que se nota más cuando, como en este concierto de Valencia, aparece en escena con el solo acompañamiento de una guitarra, en plan casi folkie, como cuando el dúo Pau i Jordi, sólo que aquí no interpretaba canciones populares, sino sus propios temas de toda la vida, algunos, como Noia de porcelana o L"home estàtic, verdaderamente míticos para quienes vivieron de lleno la evolución del pop español de los setenta. Ante un público en el que se mezclaban esos seguidores de la década en la que "el sueño había terminado" y las jóvenes generaciones universitarias, Pau Riba se mostró vacilón pero comedido en sus comentarios, dejando el protagonismo a los gestos de autoparodia y a canciones y poemas (inenarrable el de "¿Pero tú, meas en el lavabo?") que mantenían la ironía de siempre con un cierto distanciamiento de poemas visuales no exentos de gracia y en sintonía con las letras del cantante, el concierto de Pau Riba provocó tanto el asentimiento de sus seguidores de siempre como la sonrisa, cuando no la risa abierta y los aplausos regocijados, de quienes descubrían por primera vez un auténtico mito del rock catalán.