TENIS Trofeo Conde de Godó

Una carrera de obstáculos

La cuenta corriente de Félix Mantilla también está ahora llena de dinero. Sin embargo, Mantilla, de 24 años, sigue con los pies en el suelo, consciente de lo que ha sufrido para alcanzar la cima. Su vida profesional ha sido lo más parecido a una carrera de obstáculos. Nada fue fácil para él, desde que a los 16 años -una edad en la que algunos jugadores han alcanzado ya los primeros éxitos- decidió tomarse el tenis en serio y lanzarse a la aventura profesional de la mano de su actual entrenador, Jordi Vilaró.

En aquellos años los recursos eran escasos y Vilaró sorportó algunas etapas en...

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La cuenta corriente de Félix Mantilla también está ahora llena de dinero. Sin embargo, Mantilla, de 24 años, sigue con los pies en el suelo, consciente de lo que ha sufrido para alcanzar la cima. Su vida profesional ha sido lo más parecido a una carrera de obstáculos. Nada fue fácil para él, desde que a los 16 años -una edad en la que algunos jugadores han alcanzado ya los primeros éxitos- decidió tomarse el tenis en serio y lanzarse a la aventura profesional de la mano de su actual entrenador, Jordi Vilaró.

En aquellos años los recursos eran escasos y Vilaró sorportó algunas etapas en las que los pagos no se realizaban sistemáticamente a finales de mes. "Félix tenía calidad, pero no tenía las cosas claras", recuerda ahora Vilaró, que lleva nueve años junto a Mantilla. "Pero ha sabido asimilar el coste de dedicarse a eso. Se ha perdido muchas cosas que suponen un gran sacrificio para un chico joven".

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Cuenta Vilaró que uno de los momentos más difíciles en la carrera de Mantilla se produjo entre los 18 y los 19 años, cuando veía a sus compañeros de generación -Corretja, Albert Costa y otros- logrando sus primeros resultados en los circuitos satélites y challengers ATP mientras que él debía renunciar a ellos para ganar dinero en torneos de categoría nacional.

"Eso no es agradable", agrega Vilaró. "Félix ha estado marcado por su generación. Pero ha sido capaz de superar todas estas barreras, ha sido fuerte y ha convertido en positiva incluso la competencia con sus rivales. Ha estado en un segundo plano, pero eso le ha servido también para motivarle".

Es un gladiador que nunca se ha rendido. Su lucha es metódica y sistemática, tanto dentro como fuera de la pista. Y nada logra perturbarle. "Mi lema es "no sufras, sé feliz", asegura. Y lo aplica en situaciones adversas como la que vivió en la Copa Davis en Lleida hace menos de un mes, donde no pudo debutar. "Estoy aquí y merezco el respeto de quienes pueden confiar en mí. Sólo espero que él también lo sepa", dijo en clara referencia a Manuel Santana, capitán español.

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