SEGUNDA DIVISIÓN

El Leganés descubre al peor Osasuna

El conjunto madrileño resucita ante un pobre rival

Vaya por delante que si el Leganés hubiera actuado en el pasado como actuó ayer lo de su candidatura al descenso sería una broma. Pesada, cierto. Pero broma. Y vaya por delante también que si la posibilidad de que Osasuna ascienda depende de la capacidad defensiva mostrada, no asciende. Ni promociona. Seguro. Incluso descendería si engordasen el calendario. Dicho esto, conviene añadir que ni los del sur de Madrid acostumbran a llegar a tanto ni los de Pamplona a tan poco. Es el Leganés un superviviente, un experto en aquello de sufrir, mientras su rival, su encopetado rival, lleva media Liga p...

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Vaya por delante que si el Leganés hubiera actuado en el pasado como actuó ayer lo de su candidatura al descenso sería una broma. Pesada, cierto. Pero broma. Y vaya por delante también que si la posibilidad de que Osasuna ascienda depende de la capacidad defensiva mostrada, no asciende. Ni promociona. Seguro. Incluso descendería si engordasen el calendario. Dicho esto, conviene añadir que ni los del sur de Madrid acostumbran a llegar a tanto ni los de Pamplona a tan poco. Es el Leganés un superviviente, un experto en aquello de sufrir, mientras su rival, su encopetado rival, lleva media Liga parapetándose en su estadio de El Sadar, donde no hay quien le tosa. Y allí aprende a soñar. Una vez se aleja de su hogar, olvida lo aprendido y el sueño se desvanece.Adornó ayer el cuadro navarro su banda derecha con una alfombra y el Leganés se pegó por allí unas correrías de cuidado. Futbolistas como Luis Codina o Trigueros descubrieron que aquello era el edén y se lo pasaron bomba. Licenciados salieron de Butarque. Llegó el gol en el primer agujero que se inventaron los defensas rojillos, en un disparate perpetrado por Ibán Pérez y Aitor. José Mari, así las cosas, tuvo tiempo para hacer lo que quiso, incluido el gol. El dominio, hasta entonces, era de Osasuna. Pero siempre se antojó ficticio. Empataron los pamploneses antes del descanso, tras una falta que Ziganda, que sigue sabiendo latín, peinó a la red.

LEGANÉS 3

OSASUNA 1Leganés: Raúl; Ronda, Macanás, Pedro, José María; Pablo Zuloaga, Jaime, Teixeira, Trigueros; Luis Codina (Pachón, m.74) y José Mari (Mario Jorge, m.84). Osasuna: López Vallejo; Iván Pérez (Luis Pérez, m.68), Aitor, Cruchaga; Puñal, Alfredo; Markovic, Palacios, Goicoechea; Treziack (Tiko, m.76) y Ziganda. Goles: 1-0. M.18. José Mari. 1-1. M.42. Ziganda. 2-1. M.63. José María. 3-1. M.66. Teixeira. Árbitro: Moreno Delgado. Amonestó a Macanás, Aitor, Alfredo y Ziganda. Expulsó por doble amonestación a Puñal (m.62) y Trigueros (m.84). Unos 3.000 espectadores en Butarque.

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Aquello debió resultar mortal para el Leganés, más débil que su rival en todos los terrenos menos en uno: el del sacrificio. Pablo Zuloaga tuvo toda la portería para él, pero la vio tan pequeña que mandó el balón al banderín de córner. Instantes después llegó la expulsión de Puñal y el golazo de José María. Para cualquier equipo, quedarse con diez puede servir como excusa. Para Osasuna no. Osasuna debería estar siempre por encima del Leganés. A no ser que le venga a dar igual, quizá porque no se cree lo del ascenso, y a no ser que su rival haga un admirable ejercicio de poder, con toda su humildad, con toda su vergüenza y con todo su fútbol.

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