Tribuna:

Desencuentro

MARÍA ESPERANZA SÁNCHEZFelipe Alcaraz, secretario general del Partido Comunista de Andalucía una vez más, después del VII Congreso, ha pedido a la izquierda unidad de acción para "derrotar a las políticas de derechas". Quiere el otra vez secretario general del PCA dejar claro que, para él, la izquierda no está necesariamente en los partidos de izquierda o, más afinado, en un concreto partido de izquierda como el PSOE, sino en la política que haga ese partido y, para él, ese partido hace política de derechas. Sin duda alguna a los partidos, cuando los votos les dan el poder que les permiten gob...

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MARÍA ESPERANZA SÁNCHEZFelipe Alcaraz, secretario general del Partido Comunista de Andalucía una vez más, después del VII Congreso, ha pedido a la izquierda unidad de acción para "derrotar a las políticas de derechas". Quiere el otra vez secretario general del PCA dejar claro que, para él, la izquierda no está necesariamente en los partidos de izquierda o, más afinado, en un concreto partido de izquierda como el PSOE, sino en la política que haga ese partido y, para él, ese partido hace política de derechas. Sin duda alguna a los partidos, cuando los votos les dan el poder que les permiten gobernar, hay que vigilarlos para que no se alejen de sus promesas electorales siempre impecables desde el punto de vista ideológico, y que suelen venirse a menos cuando, conocidas las verdaderas dificultades de su puesta en práctica, se convierten en posibilistas, tanto, a veces, que renuncian al riesgo y se van dejando en el camino lo mejor de sí mismos y por tanto de aquellas promesas. Democracia es, entre otras cosas, posibilidad de control de quien se compromete a gobernar de acuerdo a unos principios. Lo malo es que algunos que andan por la vida cargados de buenas promesas y mejores propósitos acaban convirtiéndose en dogmáticos opositores que, precisamente por eso, ven cómo no alcanzan nunca los votos suficientes para tener la oportunidad de poner en práctica sus ideas. El PCA ha seguido esa estrategia. Felipe Alcaraz, en el recién celebrado VII Congreso, pareció querer corregir la estrategia cuando apuntó la conveniencia de un pacto preelectoral con el PSOE. Podría haber sido una esperanza para la izquierda, pero si lo es, o puede llegar a serlo, no lo sería en Andalucía, donde Alcaraz no quiere un pacto con el PSOE porque aquí gobierna Chaves. Podría ser motivo de psicoanálisis el que los políticos tiendan tanto a personalizar y actuar según sus filias y fobias, pero acaso no vayan por ahí los motivos de Alcaraz, y sencillamente se agarre a un clavo ardiendo para desactivar una propuesta que en el fondo no quería hacer: la del pacto preelectoral con el PSOE. Dice Alcaraz que en el centro hay overbooking, es posible, pero para muchos entre los posibles votantes de la formación en la que domina y a la que condiciona su partido -IU- hay desazón, aunque él no lo sepa o no lo quiera saber.

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