Editorial:

El PP abre brecha

LA ÚLTIMA encuesta del CIS viene a confirmar las impresiones de la calle: el PP está en alza y el PSOE cotiza a la baja. Los socialistas han tratado de rebajar el impacto de la encuesta con el argumento de que está "contaminada" por la coincidencia del trabajo de campo con el congreso del PP, que monopolizó la información política en esos días. Es un factor que todos los sociólogos valoran y que se ha buscado en este caso, pero la realidad señala que desde julio del 98, después de que el propio PSOE destruyera el efecto de las primarias con sus querellas de liderazgo, el PP registra un crecimi...

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LA ÚLTIMA encuesta del CIS viene a confirmar las impresiones de la calle: el PP está en alza y el PSOE cotiza a la baja. Los socialistas han tratado de rebajar el impacto de la encuesta con el argumento de que está "contaminada" por la coincidencia del trabajo de campo con el congreso del PP, que monopolizó la información política en esos días. Es un factor que todos los sociólogos valoran y que se ha buscado en este caso, pero la realidad señala que desde julio del 98, después de que el propio PSOE destruyera el efecto de las primarias con sus querellas de liderazgo, el PP registra un crecimiento sostenido en todas las encuestas, mientras el PSOE experimenta un retroceso equivalente.Aznar supera en valoración, por primera vez, a los líderes socialistas. Y aun siendo muy grande la desconfianza respecto al presidente (tendencia que tiene que ver con una visión cada vez más escéptica de la política por parte de los ciudadanos), el líder de la oposición no logra recuperar las expectativas que generó durante las primarias. Resuelta a su favor la esperpéntica querella por el liderazgo, la realidad viene a demostrar que no basta el primer plano de los focos para crear una alternativa política moderna y creíble, que permita al PSOE reencontrar el camino de la alianza con las capas urbanas más dinámicas de la sociedad. Ahora ya sabe que las ocurrencias, incluso si son buenas, como la de las primarias, no sustituyen a la política de cada día. El éxito de Borrell dependerá de su acierto para proponer alternativas verosímiles a las políticas en ejercicio. En definitiva, por las diferencias que establezca respecto del Gobierno, pero también por los apoyos que le preste en determinados asuntos de interés común.

Lo que llama la atención es que el PSOE haya resistido dos años en situación de empate técnico, y que aún conserve unas expectativas que superan el mejor resultado de UCD cuando gobernaba. Que en Andalucía aventaje en intención directa de voto al PP en 12 puntos -según la encuesta de Demoscopia para esa comunidad que se publicó ayer en EL PAÍS- indica que el PSOE no sólo mantiene un suelo bastante sólido, sino posiciones de poder consolidadas. Al fin y al cabo, Chaves gobierna una comunidad con más de la quinta parte de la población española. El PP mejora posiciones en todas la referencias: voto directo, voto más simpatía y estimación de voto. Pero haría mal en olvidar tanto la incidencia de la excepcional coyuntura económica actual (que, lamentablemente, puede haber tocado techo a juzgar por algunos indicadores) como la precariedad de las adhesiones del sector sistemáticamente volátil del electorado, que transita entre el centro derecha y el centro izquierda según las circunstancias, y que finalmente es el que determina los resultados. La elevada desconfianza que aún genera Aznar en los no convencidos limita el crecimiento del PP y prueba que hay una bolsa de electores que practican el escepticismo democrático y a quienes cualquier adversidad puede hacerles cambiar de sitio o emigrar a la abstención.

El secretario de Estado Michavila sacó a relucir el caso Piqué a propósito de la encuesta: "Dedicarse tres meses como actividad casi exclusiva a la cacería de Josep Piqué es un mal negocio". No se entiende que con un sondeo tan favorable en las manos mencionara un tema que remite a la zona de sombras del Gobierno, salvo que le preocupe en extremo. La negativa a crear una comisión de investigación sobre un asunto que la pedía a gritos es un error que el PP pagará caro, aunque ahora, en plena euforia, lo subestime. El pasado reciente demuestra que los problemas no resueltos cuando las cosas van bien reaparecen agravados cuando van mal. Desde las privatizaciones en provecho propio hasta el polémico acuerdo eléctrico, el PP ha acumulado suficientes episodios de dudoso uso del poder como para amargarle el tramo final de la legislatura a poco que se tuerzan las cosas. También pasará factura el incumplimiento clamoroso de compromisos como el de devolver al Parlamento su centralidad, algo que no se disfraza con cuatro estadísticas. Actuar los miércoles con dos frases de dudoso ingenio, como suele hacer Aznar, no tapa la escandalosa resistencia del Gobierno a someterse al control del Parlamento.

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De momento, la encuesta muestra a un PP en sus cotas máximas y a un PSOE en su nivel mínimo en casi 20 años. Aunque el calendario inmediato está lleno de complicadas trampas políticas (como el proceso vasco o las negociaciones europeas), el PP está en las mejores condiciones que podía imaginar cuando llegó al poder. "El objetivo de este Gobierno es durar", dijo Aznar en su primer Consejo de Ministros. El de la oposición debería ser evitarlo. La encuesta demuestra que no ha hecho méritos bastantes para conseguirlo.

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