TRIBUNALES TRASLADARON AL NIÑO

Los primeros agentes en llegar a Natzaret no aclaran el linchamiento

Cientos de preguntas y ocho horas de declaraciones. Dos policías locales de Valencia, las primeras personas que llegaron al lugar de Natzaret en el que el camionero Antonio Civantos murió linchado, explicaron ayer ante el juez la trágica escena que presenciaron el pasado 4 de diciembre: Una familia sumida en la desesperación, un niño agonizando y un cadáver desfigurado. Antes de eso, nada.

Los primeros agentes -y las primeras personas ajenas a los hechos- que llegaron al lugar en el que Civantos fue mortalmente apaleado narraron lo que vieron con todo lujo de detalles. Y lo que presenci...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Cientos de preguntas y ocho horas de declaraciones. Dos policías locales de Valencia, las primeras personas que llegaron al lugar de Natzaret en el que el camionero Antonio Civantos murió linchado, explicaron ayer ante el juez la trágica escena que presenciaron el pasado 4 de diciembre: Una familia sumida en la desesperación, un niño agonizando y un cadáver desfigurado. Antes de eso, nada.

Los primeros agentes -y las primeras personas ajenas a los hechos- que llegaron al lugar en el que Civantos fue mortalmente apaleado narraron lo que vieron con todo lujo de detalles. Y lo que presenciaron fue una escena dantesca. Una casa tomada por cerca de una decena de personas cercanas a la histeria y únicamente preocupadas por el niño atropellado. De hecho, los policías, que apenas estuvieron unos minutos en la escena del crimen, aseguraron que trasladaron rápidamente al bebé a un hospital, acompañados en la furgoneta policial por varios familiares del niño. Antes, uno de ellos se había acercado a un bulto solitario que había a 75 metros de la vivienda del niño. Era el cadáver de Antonio Civantos. "Ve y búscalo", le dijeron a la policía los familiares del niño cuando preguntaron por él. Poco más vieron los agentes, de cuyas declaraciones, de momento y tal como era previsible, no se pueden extraer detalles que puedan incriminar a ninguna otra persona en el linchamiento. Ahora bien, los policías aseguraron que podrían reconocer a varias de las personas que estaban en la casa cuando ellos llegaron; al tiempo que no recordaron haber visto junto al lugar del crimen a Jesús G., imputado por el crimen aunque en situación de libertad. Jaime Sanz de Bremond, el abogado de José M., padre del niño fallecido y encarcelado tras reconocer su participación en el apaleamiento, aprovechó ayer para amenazar con la posibilidad de denunciar al delegado del gobierno, Carlos González Cepeda, si éste no rectificaba las declaraciones que apuntaban que su cliente tiene antecedentes penales.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Archivado En