Vassiliev estrena en España una obra coral entre lo bizantino y lo mozárabe

Anatoli Vassiliev, heredero de Stanislavsky, el creador del famoso método de interpretación, dirige Las lamentaciones de Jeremías, una obra que se estrenará el sábado en el teatro Central de Sevilla. El director de escena y pedagogo ha creado un montaje basado en el canto bizantino y que representan 15 cantantes miembros del Sirine Ensemble, una formación que interpreta música sagrada rusa. La partitura, escrita por Vladimir Martinov, se nutre también de los cantos de la España medieval mozárabe.

"Vassiliev es uno de los grandes de la dirección escénica y para definir este espectáculo s...

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Anatoli Vassiliev, heredero de Stanislavsky, el creador del famoso método de interpretación, dirige Las lamentaciones de Jeremías, una obra que se estrenará el sábado en el teatro Central de Sevilla. El director de escena y pedagogo ha creado un montaje basado en el canto bizantino y que representan 15 cantantes miembros del Sirine Ensemble, una formación que interpreta música sagrada rusa. La partitura, escrita por Vladimir Martinov, se nutre también de los cantos de la España medieval mozárabe.

"Vassiliev es uno de los grandes de la dirección escénica y para definir este espectáculo sólo hay una palabra: bellísimo. Sus producciones y programas de formación de la Escuela de Arte Dramático de Moscú son conocidos internacionalmente", comentó ayer Manuel Llanes, coordinador del Central. El estreno en España de Las lamentaciones de Jeremías, que podrá verse los días 30 y 31 y estará en Barcelona del 5 al 7 de febrero, es uno de los grandes acontecimientos teatrales de la temporada. "El espectáculo nació de un proyecto de laboratorio en la escuela. Los miembros de Sirine trabajaron durante un año y medio sin la intención de montar una obra", explica Nikolaï Tchindiaïkine, quien ha colaborado con Vassiliev en la puesta en escena del montaje. "La idea de la obra es representar a un mundo desbastado. Representar la destrucción en todos sus aspectos. El canto bizantino y otras formas antiguas representan esas piedras de una ciudad destruída", asegura el compositor Vladimir Martinov que ha creado la partitura. La obra se basa en un libro del Antiguo Testamento atribuído al profeta Jeremías y en el que lamenta su profecía sobre la destrucción de Jerusalén. El texto se canta en eslavón, una antigua lengua que sólo se usa para el culto, y tiene influencias de las escuelas de los monasterios de Santiago de Compostela, Saint Marcial y de la catedral de Notre Dame de Paris.

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