Jordi Teixidor critica el "sentido lúdico" del arte contemporáneo

El pintor Jordi Teixidor (Valencia, 1941) se ha ganado a pulso la fama de coherencia y seriedad que le precede y que hizo que, en 1997, la crítica considerara su retrospectiva en el Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM) una de las diez mejores exhibiciones del año. "Lo que me atrae es el desafío, acercarme al precipicio". Con estas palabras, el pintor abstracto expresa la necesidad de depuración que siente y critica el "sentido lúdico" que tiene actualmente el arte. Teixidor acaba de inaugurar una muestra en la galería Rafael Ortiz de Sevilla, con una veintena de sus últimas obras.
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El pintor Jordi Teixidor (Valencia, 1941) se ha ganado a pulso la fama de coherencia y seriedad que le precede y que hizo que, en 1997, la crítica considerara su retrospectiva en el Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM) una de las diez mejores exhibiciones del año. "Lo que me atrae es el desafío, acercarme al precipicio". Con estas palabras, el pintor abstracto expresa la necesidad de depuración que siente y critica el "sentido lúdico" que tiene actualmente el arte. Teixidor acaba de inaugurar una muestra en la galería Rafael Ortiz de Sevilla, con una veintena de sus últimas obras.

"Evito caer en la facilidad. Es peligroso ser hábil en el medio que empleas para expresarte. Por eso aspiro a la austeridad, a alcanzar cierto vacío", comenta Jordi Teixidor, que no presentaba una muestra individual en Sevilla desde hace más de 20 años. "Hay demasiado sentido lúdico en el arte contemporáneo. Algo que no creo que ayude a entender las cosas, sino que da lugar a interpretaciones erróneas. El museo ha dejado de ser el recinto silencioso y sagrado para convertirse en un recinto ferial, donde lo único que importa son las colas", añade. El artista, que durante toda su carrera se ha mantenido fiel a la abstracción, ha ido reduciendo el color en sus lienzos, hasta llegar a la serie negra que presenta ahora en la galería Rafael Ortiz. "Mi obra es militantemente abstracta. Me parece que es el gran descubrimiento del arte en el siglo XX, sin menoscabo de otras formas", comenta el artista cuyas obras forman parte de colecciones tan importantes como el Guggenheim de Nueva York, el Museo de Arte Moderno de San Francisco, el de Arte Abstracto de Cuenca o el Reina Sofía de Madrid, entre otros. La exposición, que podrá verse hasta el 6 de marzo, incluye además de las piezas de gran formato de su serie negra, otras en las que predomina el rojo. "Pretendo que desaparezca de la obra toda emoción fácil de captar por la sensibilidad del espectador y, en su lugar, busco otro tipo de emoción que viene de la reflexión y la razón", explica el artista. Teixidor ha partido en estos cuadros de un soporte de plástico, sobre el que imprime transparencias de fotografías de los periódicos. Son retazos de imágenes. "Si se percibe algo figurativo, lo elimino", sentencia. "Mis cuadros se destacan más por lo que no tienen, que por lo que tienen. Repetirme, hacer lo que ya conozco, no me interesa", comenta el pintor que ha añadido el oro al color negro. "No ignoro las connotaciones religiosas que tiene el color dorado. Mi pintura hace referencia a los silencios, a algo trascendente, casi religioso", asegura.

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