García-Posada presenta en Sevilla "La quencia", primera parte de sus memorias

"El testimonio no tiene nada que ver con las memorias". Con estas palabras zanjó ayer el escritor y crítico literario Miguel García-Posada su opinión sobre este género. García-Posada, que es crítico literario de EL PAÍS, presentó ayer en la librería Antonio Machaso de Sevilla el primer volumen de sus memorias, que, con el título de La quencia, recoge la infancia y primera juventud del autor. El escritor Jacobo Cortines le acompañó en la presentación. "La quencia sólo de manera secundaria aspira a ser un testimonio. Aquí no se trata de la verdad notarial, sino de una verdad que es ante todo pr...

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"El testimonio no tiene nada que ver con las memorias". Con estas palabras zanjó ayer el escritor y crítico literario Miguel García-Posada su opinión sobre este género. García-Posada, que es crítico literario de EL PAÍS, presentó ayer en la librería Antonio Machaso de Sevilla el primer volumen de sus memorias, que, con el título de La quencia, recoge la infancia y primera juventud del autor. El escritor Jacobo Cortines le acompañó en la presentación. "La quencia sólo de manera secundaria aspira a ser un testimonio. Aquí no se trata de la verdad notarial, sino de una verdad que es ante todo profundamente poética", explicó García-Posada. "No son ni el dato ni la erudición la materia que nutre estas memorias, sino ante todo el conocimiento. No he perseguido ni la nota cotillera ni la pequeña insidia. Este libro aspira a ser juzgado por su coherencia poética", aseveró el autor de La quencia. El coloquio posterior fue entretenido. Un hombre tachó el libro de cierto anticlericalismo. García-Posada negó este extremo. "No creo que sea un libro anticlerical. Prefiero llamarlo un libro verdadero en la medida en que lo que yo cuento puede parecer más o menos exagerado, pero es verdad", comentó García-Posada. El autor matizó, además, que los jesuitas tridentinos con los que estudió, sombríos y represores, poco tienen que ver con la actual Compañía de Jesús. García-Posada tuvo un recuerdo para los libros de memorias que más le han influido a la hora de escribir La quencia. Tras destacar las "admirables" memorias de Gerald Brenan, el crítico literario hizo hincapié en Automoribundia, de Ramón Gómez de la Serna. "Ramón se va desangrando ahí en público", dijo. Finalmente, citó las memorias de Pío Baroja. "Los primeros tomos de las memorias de Baroja -los correspondientes a su infancia y juventud- me parecen absolutamente modélicos. Como Los Baroja, las memorias que escribió su sobrino, don Julio Caro", indicó. "El mero cronista de una época no me interesa", concluyó García-Posada.

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