La quiebra de un fondo de inversión chino pone en jaque a la banca mundial
Una de las mayores bancarrotas de la historia de China se produjo ayer con el anuncio de la quiebra del fondo de inversiones Guangdong International Trust and Investment Corp. (GITIC), sin que exista garantía alguna de reembolso a los acreedores extranjeros. El fondo GITIC deja un pasivo de 36.140 millones de yuanes (3.600 millones de euros o 597.771 millones de pesetas) y unos activos de sólo 21.470 millones de yuanes (2.167 millones de euros); es decir, deja un "agujero" de 14.670 millones de yuanes (1.490 millones de euros), según fuentes oficiales chinas.La decisión fue anunciada ayer en C...
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Una de las mayores bancarrotas de la historia de China se produjo ayer con el anuncio de la quiebra del fondo de inversiones Guangdong International Trust and Investment Corp. (GITIC), sin que exista garantía alguna de reembolso a los acreedores extranjeros. El fondo GITIC deja un pasivo de 36.140 millones de yuanes (3.600 millones de euros o 597.771 millones de pesetas) y unos activos de sólo 21.470 millones de yuanes (2.167 millones de euros); es decir, deja un "agujero" de 14.670 millones de yuanes (1.490 millones de euros), según fuentes oficiales chinas.La decisión fue anunciada ayer en Cantón ante unos 200 acreedores chinos y extranjeros del grupo, encargado de gestionar las inversiones extranjeras en Guangdong, la provincia más rica del país, en la frontera de Hong Kong. El grupo gestionaba igualmente las inversiones procedentes de Guangdong en el extranjero.
Entre los acreedores figuran los bancos japoneses Sumitomo, Sakura Bank, Long-Term Credit Bank of Japan y Sanwa Bank, algunos bancos de Hong Kong y varios europeos, como el Dresdner Bank, la Deutsche Bank, el Standard and Chartered, la Société Générale y el Crédit Agricole Indosuez.
Los responsables de la sociedad china indicaron que los 25.000 acreedores individuales chinos recibirán el reembolso total de sus participaciones. Por contra, no dieron garantía alguna sobre el reembolso a los acreedores extranjeros, incluso a aquellos cuyos créditos se registraron de acuerdo con las exigencias legales de la Administración de Cambios (ANC).