Tribuna:

El desenfocado

A medida que el caserón del Estado abre algún ventanuco y enseñ la situación actual de las negociaciones para la paz en Euskadi, se instala la sensación de que el camino hacia el final de la violencia es irreversible. La España mantenida en la ignorancia de sus profundas divisiones interiores ha asimilado más verdad histórica en estos últimos tres meses que en toda una vida, y sería muy conveniente que el PP y el PSOE se pusieran de acuerdo en no estorbar el proceso de clarificación. Cada vez que el PSOE, bien sea a través de sus tres tenores, bien sea a través del desenfocado Borrell, enarbol...

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A medida que el caserón del Estado abre algún ventanuco y enseñ la situación actual de las negociaciones para la paz en Euskadi, se instala la sensación de que el camino hacia el final de la violencia es irreversible. La España mantenida en la ignorancia de sus profundas divisiones interiores ha asimilado más verdad histórica en estos últimos tres meses que en toda una vida, y sería muy conveniente que el PP y el PSOE se pusieran de acuerdo en no estorbar el proceso de clarificación. Cada vez que el PSOE, bien sea a través de sus tres tenores, bien sea a través del desenfocado Borrell, enarbola el banderín de la Legión, me invade una sensación de irrealidad. ¿Puede un partido socialista jugar la carta de vertebrador de un obsoleto nacionalismo español, cuando la izquierda debería aportar el imaginario de una nueva cohabitación entre los pueblos de España que pasa por la solución del conflicto vasco?He calificado a Borrell de desenfocado en el mismo sentido que el utilizado por un personaje de Woody Allen. Alguien debe ayudarle a ajustar la imagen para que coincida con la del líder- de una izquierda necesaria y mayoritaria. No puede entrar en una estrategia pequeña de asegurar el voto socialista en Castilla-La Mancha, Extremadura y Andalucía a costa de abortar el nuevo discurso. Se acabó el jugar a la gallinita ciega en torno a los muros de la cárcel de Guadalajara, y debería abrir bien los ojos ante la expectativa de que Aznar pase a la historia como el pacificador de Euskadi y el PSOE quede como el búnker de una guerra sucia que no inventó. Los hacedores de que Borrell ganara en las elecciones primarias deberían ayudarle a coincidir con su propia silueta, si es que la tiene. Si no, el tío Solana dejará de bombardear Irak y vendrá a recoger los restos del naufragio.

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