Arte en las cumbres

Cuando se llega a Mas Bitol, una masía del siglo XVIII restaurada ahora como galería de arte, uno cree que puede tocar el cielo. Primero, por el hecho físico de que esta antiquísima casa, en la que Virtudes Oltra y Pascual Payá han invertido todos sus ahorros, se encuentre en plena sierra de Aitana, a 1.000 metros sobre el nivel del mar. Eso ya la convierte en singular puesto que no se conoce otra galería a mayor altura. Segundo, por una razón etérea ya que aparte de que resulta dificilísimo encontrar ofertas culturales de este estilo es gratificante hallarlas en un sitio donde se respira quie...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Cuando se llega a Mas Bitol, una masía del siglo XVIII restaurada ahora como galería de arte, uno cree que puede tocar el cielo. Primero, por el hecho físico de que esta antiquísima casa, en la que Virtudes Oltra y Pascual Payá han invertido todos sus ahorros, se encuentre en plena sierra de Aitana, a 1.000 metros sobre el nivel del mar. Eso ya la convierte en singular puesto que no se conoce otra galería a mayor altura. Segundo, por una razón etérea ya que aparte de que resulta dificilísimo encontrar ofertas culturales de este estilo es gratificante hallarlas en un sitio donde se respira quietud, paz y tranquilidad. El sueño de Virtudes y Pascual por abrir esta peculiar galería comenzó hace cinco años. La pareja cambió su agitada vida en Madrid, sus acomodados empleos y una casa en pleno centro de la capital por el montaje, dirección y gestión de una singular galería de arte que hoy se encuentra a unos seis kilómetros del casco de Penàguila, en la comarca de L"Alcoià. Ahora su futuro y el de los cuatro perros, con los que viven en Mas Bitol (así se llama la galería) dependerá del interés por invertir en arte que demuestren sus visitantes. De partida, cuentan con el excelente reclamo de las colecciones, grabados y serigrafías de Eusebio Sempere y collages de Antoni Miró, con las que inauguraron el pasado 19 de diciembre. Las 26 piezas de Sempere se exponen a la venta en antiguas bodegas y sala del cup de la masía, perfectamente acondicionadas y aisladas pero que conservan el aspecto rústico en sus paredes de piedra. Casi medio centenar de piezas de Antoni Miró ocupan una planta superior que en otra época fue el pajar. Al margen de estas colecciones, cuyas piezas oscilan entre las 30.000 pesetas de los collages más económicos de Antonio Miró a las 250.000 pesetas de los grabados más caros de Sempere, la galería pone a disposición del público, en los antaño pesebres, piezas de cerámica popular y de autor "muy asequibles", recalca Virtudes. Esta últimas están a la altura de bolsillos más modestos, entre las 1.000 y 8.000 pesetas. Todo ello acompañado de obra permanente de Anzo, Beatriz, Aurora, Bruno Rinaldi y Joana Francés y las fotografías tratadas con el método Vandyke de Maribel Beltrán y Pepe Carrillo. Pascual, que en los ratos libres es pintor y artista autodidacta, confía en que el público acuda a su galería en busca de arte: "Que sea un punto de encuentro, un lugar donde estar y no una simple exposición monográfica". Montada ya la galería, editados los catálogos y cursadas las invitaciones, el matrimonio recuerda como decidió cerrar el capítulo de 22 años de vida en Madrid y regresar a su tierra natal, no sin antes meditarlo mucho. Lo recaudado con la venta del piso en Madrid impulsó en gran medida la financiación de la obra de la galería, que también pasó por sus momentos críticos. Uno de los mayores estímulos que tuvo la pareja para continuar su romántico proyecto fue el interés del Rey. Durante la visita de trabajo que realizó Don Juan Carlos al Acuartelamiento Aéreo de la Base de Aitana en noviembre de 1996, tuvo la oportunidad de pasar junto a la masía que por aquel entonces se encontraba patas arriba. Según relataron días después los militares a la pareja, don Juan Carlos I quedó muy sorprendido con el nada habitual proyecto de galería.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Archivado En