Entrevista:

"Los municipios de Madrid son estupendos para actuar"

, Madrid alimenta la voraz pluma teatral de Paloma Pedrero (1957). Autora de 18 obras, de las que ha estrenado 14, esta madrileña siempre encuentra un hueco entre viaje y viaje para volver a la capital a inspirarse. Tiempo atrás probó con la vida rural pero resultó un fiasco, ya que las ideas nuevas no asomaban a su cabeza. Así que regresó a "las luces y las sombras de las calles de Madrid" para desperezar los sentidos, y el engranaje volvió a funcionar. Paloma lleva 20 años manejando vidas de otros: hasta 1984 como actriz en la escena independiente y luego dedicada a escribir teatr...

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, Madrid alimenta la voraz pluma teatral de Paloma Pedrero (1957). Autora de 18 obras, de las que ha estrenado 14, esta madrileña siempre encuentra un hueco entre viaje y viaje para volver a la capital a inspirarse. Tiempo atrás probó con la vida rural pero resultó un fiasco, ya que las ideas nuevas no asomaban a su cabeza. Así que regresó a "las luces y las sombras de las calles de Madrid" para desperezar los sentidos, y el engranaje volvió a funcionar. Paloma lleva 20 años manejando vidas de otros: hasta 1984 como actriz en la escena independiente y luego dedicada a escribir teatro. La empujaron el dramaturgo Alberto Wainer -su profesor- y la necesidad de contar los conflictos y dudas de la gente joven en una metrópoli. Su última creación, Una estrella, dibuja la cuerda floja de las relaciones entre padres e hijos.Pregunta. ¿Por qué siempre trata relaciones tempestuosas en su obra?

Respuesta. Porque es lo que hay en la propia vida. Una estrella, por ejemplo, es un ajuste de cuentas con el pasado donde yo misma pretendo descubrir qué pasó en mi infancia y quién era mi padre. Murió joven y no pude reconciliarme con él, por eso la obra es un acto de reconciliación. También me interesan mucho la locura, la soledad y el aislamiento al que te empujan estas ciudades tan frías.

P. ¿Hay sitio para una autora joven entre tantos clásicos?

R. El sitio existe, el problema es que te dejen estar. Hay un obstáculo más bien político porque no se busca crear un patrimonio cultural, sino que se aceptan piezas clásicas. Como no se potencie ahora a los autores actuales, el día de mañana nos quedaremos sin ese patrimonio. Escribir teatro y estrenarlo es una batalla que acaba con la paciencia de muchos talentos.

P. ¿Interesa representar en la periferia antes que en la capital?

R. Los autores de Madrid tenemos pocas ventajas porque ser de aquí es como ser de ninguna parte. En general hay poco apoyo, por eso los municipios son sitios estupendos para actuar. Tienen unas salas bien dotadas y hay un público que cada vez valora más el teatro.

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P. ¿Compensa económicamente?

R. No tanto porque los ayuntamientos tardan mucho en pagar los derechos de autor. Desde hace un año no me ha pagado ningún centro municipal. Como están acostumbrados a representar a clásicos y éstos ya se han muerto, no caen en las necesidades de los autores que estamos vivos.

P. ¿Qué estreno prepara?

R. El 7 de enero, en la sala Cuarta Pared, pondremos en escena Cachorros de negro mirar, una reflexión sobre la violencia gratuita y terrible de las grandes ciudades.

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