Cartas al director

La guerra

A mí, que debo ser un inmoral, no me molestaba el presidente de los Estados Unidos cuando actuaba de manera "inmoral" con determinadas mujeres, siendo el presidente de tan gran superpotencia. Cosas de la vida, ¡cómo cambian los conceptos de moralidad entre unas personas y otras! Hoy no puedo evitar pensar en todas esas personas tan seguras de sí mismas, bien vestidas y bien trajeadas, bien comidas y con unos principios tan elevados, escandalizarse de lo que no deben, porque no les importa, y aplaudir lo que no deben, porque nos incumbe a todos. Eso de andar por ahí bombardeando países, aun...

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A mí, que debo ser un inmoral, no me molestaba el presidente de los Estados Unidos cuando actuaba de manera "inmoral" con determinadas mujeres, siendo el presidente de tan gran superpotencia. Cosas de la vida, ¡cómo cambian los conceptos de moralidad entre unas personas y otras! Hoy no puedo evitar pensar en todas esas personas tan seguras de sí mismas, bien vestidas y bien trajeadas, bien comidas y con unos principios tan elevados, escandalizarse de lo que no deben, porque no les importa, y aplaudir lo que no deben, porque nos incumbe a todos. Eso de andar por ahí bombardeando países, aunque sea Irak y aunque Sadam sea un sinvergüenza, no me parece en absoluto moral. ¿Y qué hay de la gente, los de a pie, los que son como yo?, ¿cuentan para alguien?, ¿no es a ellos a quienes más afecta el embargo? ¿Es que alguien piensa de verdad que Sadam ha dejado de comer un solo día? Pobre pueblo iraquí, tras cornudos, apaleados, que dice el refrán. Yo ya sólo espero que este individuo al que llaman presidente de los Estados Unidos muerda el polvo. Lo malo es que su comportamiento no es exclusivo de él, sino inherente al cargo. Pero, en fin, como dijo el buen Roosvelt sobre Somoza (el papá): "Es un hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta".- Madrid.

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