Tribuna:

Renovación

ADOLF BELTRAN La astucia tiene una tradición que por lo menos se remonta a Homero. El gran autor griego, si es que no fue a su vez una creación fabulosa, se la adjudicó a Penélope en la Odisea. Mientras esperaba el regreso de Ulises, perdido por esos mundos en una interminable aventura, su esposa, en Ítaca, tejía y destejía un sudario, en un engaño ingenioso que despistó a los pretendientes que la asediaban. Nuestra cultura oral resume llanamente la operación en una frase: "Fer i desfer, la faena del matalasser". Tengan o no tengan cultura clásica, tengan o no cultura popular, nuestros políti...

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ADOLF BELTRAN La astucia tiene una tradición que por lo menos se remonta a Homero. El gran autor griego, si es que no fue a su vez una creación fabulosa, se la adjudicó a Penélope en la Odisea. Mientras esperaba el regreso de Ulises, perdido por esos mundos en una interminable aventura, su esposa, en Ítaca, tejía y destejía un sudario, en un engaño ingenioso que despistó a los pretendientes que la asediaban. Nuestra cultura oral resume llanamente la operación en una frase: "Fer i desfer, la faena del matalasser". Tengan o no tengan cultura clásica, tengan o no cultura popular, nuestros políticos pratican con maestría ese tipo de maniobra. Lo comprobaremos en los próximos meses en el proceso de elaboración de las candidaturas electorales, que ya ha comenzado en algunas formaciones. Por ejemplo, será curioso ver cómo hace y deshace Eduardo Zaplana sus listas autonómicas, cómo teje y desteje aquellas candidaturas municipales que caen directamente bajo su mano. ¿Qué concejales mantendrán su puesto tras el alcalde de Alicante, Luis Díaz Alperi? ¿Quién será llamado a ocupar la presidencia de la Diputación de Valencia si Manuel Tarancón acaba presidiendo la Acadèmia Valenciana de la Llengua? Los pretendientes ya están cortejando las plazas. En el otro bando, la oposición tiene el margen de juego mucho más reducido, lo que agudiza y descara el ejercicio. Obligados a ofrecer una nueva imagen, los socialistas se lanzaron al proceso de primarias, con resultados desiguales aunque innovadores en las cabeceras de lista para la Generalitat y para los ayuntamientos de las capitales. Era lo mínimo exigible si se trataba de apoyar la oferta de renovación que plantea el PSPV. Tras aquella batalla de urnas en el interior de la organización se han sucedido los movimientos tácticos, que han dejado al descubierto un ejército de aspirantes a colocarse o a colocar a su gente. Nada nuevo, por tanto. ¿O sí? Hay dos dirigentes socialistas cuyo juego parece una versión insólita de la antigua astucia. Antoni Asunción y Vicent Garcés apostaron fuerte en las primarias. No les salió bien. Propagandistas teóricos de la renovación, no han tenido empacho después en deformar hasta un límite grotesco el impulso democratizador que justifica las elecciones internas, convirtiendo las primarias en una caricatura al proponer su generalización compulsiva. Una vez hecho eso, se guardaron la radicalidad renovadora en el bolsillo y han lanzado advertencias al secretario general, Joan Romero, para que se siente a pactar las candidaturas como siempre ha ocurrido en el partido. Tejer y destejer, hacer y deshacer, renovar y perpetuar. La argucia clásica de Penélope, el viejo oficio del matalasser.

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