CRÍTICA CANCIÓN

El bolero como referencia

Francisco Céspedes Palacio de Congresos. Valencia, 13 de noviembre de 1998.Ha pasado de ser un desconocido a tener una legión de fans. Y todo con un álbum que, además de reportarle pingües beneficios, le ha valido el premio Ondas y la posibilidad de llenar grandes auditorios. Recién estrenado el galardón, Francisco Céspedes recaló en Valencia, en medio de una gira en la que recorre varias ciudades españolas, y llenó la sala grande del Palacio de Congresos. Sobre el escenario se vio a un tipo comunicativo, que hace sonreír al público y baila de forma singular cuando se pone a ello. Tiene tabla...

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Francisco Céspedes Palacio de Congresos. Valencia, 13 de noviembre de 1998.Ha pasado de ser un desconocido a tener una legión de fans. Y todo con un álbum que, además de reportarle pingües beneficios, le ha valido el premio Ondas y la posibilidad de llenar grandes auditorios. Recién estrenado el galardón, Francisco Céspedes recaló en Valencia, en medio de una gira en la que recorre varias ciudades españolas, y llenó la sala grande del Palacio de Congresos. Sobre el escenario se vio a un tipo comunicativo, que hace sonreír al público y baila de forma singular cuando se pone a ello. Tiene tablas, según se pudo comprobar, pero su mérito estriba en saber hacer canciones, algunas de las cuales han cobrado popularidad en boca de otros, como el Pensar en tí con el que recordó a Luis Miguel. A pesar de su fama de bolerista, este cubano de origen y mexicano de adopción, no es exactamente músico de género, como procura demostrar ahora que tiene al público de cara. Y no porque cantara Summertime, como tributo al tipo de música cuya escucha le llevó a dedicarse a esto, ya que la versión que hizo de la pieza de Gershwin, ejecutada con la sola compañía del contrabajo, resultó tan forzada que mejor olvidarla. Fue mucho más interesante y creíble su aproximación al Duerme negrito tal y como lo entendió en su día Bola de Nieve. Pero lo que marca su personalidad es la capacidad de interpretar con la pasión y cadencia del bolero la canción melódica, aunque a menudo no se trate de un bolero, y arroparla con fórmulas tomadas del jazz. Sobre esta base, Céspedes improvisaba con soltura y expresaba sentimientos con una voz donde las fronteras entre la ternura, la dureza y la elegancia no estaban claras. También es cierto que en algún momento se aproximó a parámetros propios de la OTI, lo que invita a aceptar su éxito con cautela.

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