Convergència deja en manos de Pujol la negociación de un acuerdo con Unió

Todo está en manos de Jordi Pujol. Ante la crisis con sus socios de Unió, la Ejecutiva de Convergència se limitará a callarse el mal humor y a esperar que Pujol negocie soluciones con Josep Antoni Duran Lleida. La Ejecutiva de CDC, en la que sólo una minoría halla justificación a las quejas de Duran y su partido, se reunió ayer para constatar que en CiU "hay un problema y no hay una solución".

No es la primera vez que Duran y su partido, Unió, juegan al póker político con Convergència. Dicen sentirse marginados y maltratados en CiU y plantean una serie de exigencias, algunas muy concre...

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Todo está en manos de Jordi Pujol. Ante la crisis con sus socios de Unió, la Ejecutiva de Convergència se limitará a callarse el mal humor y a esperar que Pujol negocie soluciones con Josep Antoni Duran Lleida. La Ejecutiva de CDC, en la que sólo una minoría halla justificación a las quejas de Duran y su partido, se reunió ayer para constatar que en CiU "hay un problema y no hay una solución".

No es la primera vez que Duran y su partido, Unió, juegan al póker político con Convergència. Dicen sentirse marginados y maltratados en CiU y plantean una serie de exigencias, algunas muy concretas, como que Duran ocupe el segundo lugar, tras Pujol, en la lista de las autonómicas, y otras menos, como mayor protagonismo en la confección del programa.Ya en otras ocasiones el socio menor en CiU ha jugado fuerte para tantear al socio mayor y, a ser posible, ganar algunas posiciones. Pero esta vez Unió está dispuesta a jugar al límite porque las próximas son probablemente las últimas elecciones de Jordi Pujol y se piensa en la sucesión.

La cuerda está muy tensa y, aunque nadie contempla la ruptura de la coalición, los ánimos están caldeados.

Pujol, ante la Ejecutiva del partido, insistió ayer en que su partido no ha sabido encajar la lista de agravios que Unió desgranó en la prensa durante el mes de agosto. El presidente de la Generalitat y de CDC se mostró descontento por la ferocidad con que algunos, como el secretario de Organización, Felip Puig, o el propio secretario general, Pere Esteve, reaccionaron contra Unió.

Esteve se mostró, a su vez, descontento con algunos dirigentes, como Josep López de Lerma, que han expresado comprensión hacia los planteamientos de Unió. "Esa gente está en desacuerdo con el secretario general", enfatizó Esteve, para quien "la forma en que Unió planteó el debate fue muy negativa". "Unió no tiene motivos para quejarse", añadió, tras negarse a expresar sus propios "sentimientos personales".

CDC ha tenido que aceptar ya que Duran y los suyos negocien directamente con Pujol y aceptará, sin duda, las soluciones que salgan de esa negociación. Desde el punto de vista de Unió, el canal directo Duran-Pujol supone una constatación de que su líder es, de hecho, el número dos de CiU.

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El presidente de Convergència y el líder de Unió ya han mantenido varias conversaciones telefónicas, pero, al parecer, no han logrado avances significativos. En los dos partidos se espera que todo esté resuelto para los días 19 y 20, en que deben reunirse ambos consejos nacionales. El comité de enlace de CiU previsto para el 21 de septiembre debería dar su aprobación a lo que Unió consiga, poco o mucho, en su jugada.

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