Tribuna

Tiempo para conversar

Uno no sabe cómo llevar este tipo de etapas largas, soporíferas, sofocantes por el calor. La experiencia me indica que nada va a pasar y sólo la aparición del viento de costado puede crear tensión en el grupo. Y como eso no sucedía en el transcurrir de la jornada, la tertulia sobre los pedales es el mejor divertimento para que los kilómetros pasen sin que nos demos cuenta. Bueno, eso es un decir cuando uno oberva rectas infinitas que nunca se terminan.Son etapas buenas para conversar. Y la de ayer lo era. Te da tiempo de hablar, no sólo son los compañeros del pelotón, sino con los directores d...

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Uno no sabe cómo llevar este tipo de etapas largas, soporíferas, sofocantes por el calor. La experiencia me indica que nada va a pasar y sólo la aparición del viento de costado puede crear tensión en el grupo. Y como eso no sucedía en el transcurrir de la jornada, la tertulia sobre los pedales es el mejor divertimento para que los kilómetros pasen sin que nos demos cuenta. Bueno, eso es un decir cuando uno oberva rectas infinitas que nunca se terminan.Son etapas buenas para conversar. Y la de ayer lo era. Te da tiempo de hablar, no sólo son los compañeros del pelotón, sino con los directores de carrera. Eso sí, siempre atento a los posibles aventureros que quieran ir solitos. Allá ellos. Lo que decía. No hay otra amena posibilidad que la de conversar.

Mi sensible piel no me permite exponerla mucho a los malditos rayos del sol. Sufro por el calor y mis manguitos para proteger mis brazos han causado entre el grupo un espacio para la distension. "Márchate de aquí". "Nos das aún más calor". "Ponte delante". Ya estoy acostumbrado a estas bromas de los compañeros cuando ensayo a ser un beduino.

Por lo demas, la etapa ha sido relajada. La pelea, si la había, estaba al final, en esos últimos 25 kilometros en que el pelotón acelera y sube de revoluciones. Sin apenas viento, sólo el ONCE puso en pie a los demás conjuntos rivales. Sucedió en el kilometro 140, en que el ONCE ensayó un intento de aceleración. Nervios controlados e inmediata calma.

Al final, lo previsto. Llegada al sprint, con caída incluida. Y yo detrás de Zülle, por si aparecía algún problema. Luego al autocar con ducha y al hotel. He sido el afortunado en pasar por los masajistas lo que me ha permitido cenar pronto y ver un vídeo.

José Ramón Uriarte es corredor del Festina.

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