Un experto critica cómo se llevan a cabo los cupos de inmigración

Los contingentes de inmigrantes que el Gobierno marca anualmente son acertados; la dificultad, para que sean eficaces, reside en que "se aplique a los fines para los que se creó". Ése es uno de los planteamientos que defendió ayer, en la localidad de Baeza (Jaén), Raimundo Aragón, inspector de Trabajo y, durante el periodo 1984-1996, director general de Migraciones e impulsor de la política de cupos. Raimundo Aragón participó en un curso sobre inmigración en la sede Antonio Machado de la Universidad Internacional de Andalucía. En el año 1995, sólo el 20% de los permisos de residencia que se c...

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Los contingentes de inmigrantes que el Gobierno marca anualmente son acertados; la dificultad, para que sean eficaces, reside en que "se aplique a los fines para los que se creó". Ése es uno de los planteamientos que defendió ayer, en la localidad de Baeza (Jaén), Raimundo Aragón, inspector de Trabajo y, durante el periodo 1984-1996, director general de Migraciones e impulsor de la política de cupos. Raimundo Aragón participó en un curso sobre inmigración en la sede Antonio Machado de la Universidad Internacional de Andalucía. En el año 1995, sólo el 20% de los permisos de residencia que se concedieron a inmigrantes eran para realizar trabajos temporales, el resto se dirigió a regularizar la situación de personas que ocupan empleos en condiciones regulares pero que no tenían su situación administrativa normalizada. La finalidad de los cupos es proporcionar regularidad a nuevos contingentes de inmigrantes que quieran acceder al país para trabajos temporales, no a los que ya están empleados. Entre otras cosas, porque lo que se pretendía era cubrir una parte de ofertas laborales en las que no estaban interesados ni los ciudadanos españoles, ni los extranjeros residentes, "lo que nosotros denominamos las tres pes: labores penosas, precarias y peligrosas", subrayó Aragón. Riesgo de deportación Pero no se tuvo en cuenta una circunstancia, que muchos trabajadores, después de realizar un trabajo temporal, preferían permanecer en la irregularidad administrativa -a pesar del coste económico y del riesgo de deportación- porque no existe un "clima de confianza" que les permita creer que serán llamados nuevamente para cubrir una ocupación temporal. De esta manera, los trabajadores aguardan entre un empleo y el siguiente a que se solucione la tramitación de sus documentos para tener garantías de que volverán a encontrar trabajo. Cuando consiguen el empleo, estos emigrantes vuelven a tramitar el permiso de residencia para regularizar su permanencia. A ello se une la lentitud administrativa, que en muchos casos es causante de que "muchas veces tarde más la regulación que el periodo y las condiciones de trabajo" por las que llegaron a España. Como alternativa, para hacer eficaces los cupos, el inspector de Trabajo y ex director general de Migraciones e impulsor de la política de cupos propone que se simplifique la documentación que se le requiere al inmigrante y que los temporeros cuenten con garantías de que volverán a ser requeridos en nuevas campañas. El ejemplo que Aragón presentó como modelo a seguir es el de Francia. El ex director general de Migraciones señaló que los temporeros que llegan a España tendrían sus garantías de volver a ser llamados si se llevara a cabo un dispositivo similar al de los jornaleros españoles en la vendimia francesa.

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