Cartas al director

De héroes anónimos

Localizarlos no es fácil; de tarde en tarde, por casualidad, encuentras alguno/a perdido/a en el cajón de sastre de un noticiario. Suelen hacer grandes cosas, pero nada con lo que, jerárquicamente, en el devaluado escalafón de valores actual, poder competir con los grandes escollos: dinero, religión y grandes dosis de hipocresía cubriéndolo todo. No, la política no se me olvidaba: tan denostada está que recuperarla requeriría un tratamiento de choque del que todos somos responsables. Un político es lo más cercano al antihéroe según la concepción que el pueblo ha acuñado en los últimos tiempos....

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Localizarlos no es fácil; de tarde en tarde, por casualidad, encuentras alguno/a perdido/a en el cajón de sastre de un noticiario. Suelen hacer grandes cosas, pero nada con lo que, jerárquicamente, en el devaluado escalafón de valores actual, poder competir con los grandes escollos: dinero, religión y grandes dosis de hipocresía cubriéndolo todo. No, la política no se me olvidaba: tan denostada está que recuperarla requeriría un tratamiento de choque del que todos somos responsables. Un político es lo más cercano al antihéroe según la concepción que el pueblo ha acuñado en los últimos tiempos. Probablemente, por el influjo de una minoría, los políticos merezcan buena parte del trato que se les dispensa actualmente; pero no así la política: motor indispensable en toda sociedad cuyo objetivo sea progresar en libertad. Por lo que tal recuperación pasaría por el advenimiento de personas íntegras y honestas. Hablábamos de héroes anónimos, de seres que llevan a cabo importantes labores sociales y, unas veces por desconocimiento, otras por desidia, otras, simplemente, por envidia, lo cierto es que permanecen en el anonimato indefïnidamente, sin que exista ánimo alguno de que su figura salga a flote y sean valorados debidamente; en todo caso, eso sería lo de menos. Más triste es que en las cuadriculadas y monetarias mentes de los administradores de turno no haya lugar para menesteres, según ellos, nimios e improductivos, llevados a cabo por estas altruistas personas.

De cuatro años a esta parte, cada verano, durante una semana, Cehegín vive encumbrada en una montaña de músicas. Nos visitan jóvenes de todas las latitudes, hay conciertos a diario, algunos de ellos magistrales. Ambiente, en suma, exquisito, que hemos de agradecer, todos/as los/as cehegineros/as a una señora cuya única ambición es difundir la cultura musical y el buen nombre de Cehegín a través del curso Ciudad de Begastri. Sin embargo, todo ese maremágnun cultural, de calado nacional e internacional, ni a los administradores ni a la prensa local y regional les mueve en demasía.-

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