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Martillo: Ferretería olímpica

El 20 de agosto del próximo año, con la que estará cayendo, quedarán inaugurados los últimos Mundiales de Atletismo del siglo XX. En las vísperas de la temporada balompédica 1999-2000 que hará añicos todos los ordenadores. Se abrirá el Mundial con el lanzamiento de martillo, pero la primera competición se habrá celebrado en la primavera de ese año. ¿Repetirá Soledad? ¿Reincidirá Alejandro? ¿Debutará Alfredo? ¿Quién cortará la cinta en la sesión inaugural con el Primo Nebbiolo de Zumosol? El lanzamiento de martillo es tan antiguo como los propios Juegos Olímpicos que nacieron en Atenas en 1896...

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El 20 de agosto del próximo año, con la que estará cayendo, quedarán inaugurados los últimos Mundiales de Atletismo del siglo XX. En las vísperas de la temporada balompédica 1999-2000 que hará añicos todos los ordenadores. Se abrirá el Mundial con el lanzamiento de martillo, pero la primera competición se habrá celebrado en la primavera de ese año. ¿Repetirá Soledad? ¿Reincidirá Alejandro? ¿Debutará Alfredo? ¿Quién cortará la cinta en la sesión inaugural con el Primo Nebbiolo de Zumosol? El lanzamiento de martillo es tan antiguo como los propios Juegos Olímpicos que nacieron en Atenas en 1896. La jabalina, el disco y el peso completan el cuarteto de lanzamientos. El siglo se abre con la trilogía del norteamericano John Flanagan, oro en París 1900, San Luis 1904 y Londres 1908. Siguen dominando los americanos en Estocolmo 1912, Amberes 1920 -tras el parón de la primera Guerra- y París 1924. La hegemonía se rompe con el paréntesis irlandés de Patrick O"Callagham en Amsterdam 28 y Los Angeles 32. El primer oro en martillo del país organizador es el alemán Karl Hein en Berlín 36, cuando el ario Adolf Hitler sufre la doble humillación del triunfo del negro Jesse Owens. Con la Segunda Guerra, nuevo paréntesis. No hay Juegos en 1944, años en el mueren los abstractos Mondrian y Kandinsky, a los que resucitará Tita Cervera. Se inicia el esplendor del único país que le restó protagonismo a rusos y americanos en el martillo, Hungría. Oro húngaro en Londres 48 y Helsinki 52. Se rompe la racha en Melbourne 56, año en el que el martillo soviético, con su hoz, entra en las calles de Budapest. Hungría vuelve a mandar en México 68 y Atlanta 96. El resto hasta nuestros días es una historia de rusos soviéticos, rusos confederados, rusos unificados, con la excepción del oro finlandés de Tiainen en Los Angeles 84, que los rusos boicotearon. De este martillo nada se dice en las 12 acepciones que admite el diccionario de la Academia: martillazos musicales, zoológicos, religiosos, martillo de herejes y hasta un martillo para noviazgos de pueblo: Camino por donde se transita mucho.

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