Entrevista:

"Siempre fui banderillero y ahora mato toros"

Chano Lobato, que heredó el nombre artístico de su padre, es uno de los últimos cabales del barrio de Santa María y disfruta ahora del prestigio tardío de uno de los grandes. "A la vejez viruela", se lamenta.,De Cádiz salió a los 16 años para hacer carrera acompañando al cante a los mejores bailaores y bailaoras como Antonio y Manuela Vargas. Pregunta. Lleva un verano trepidante. ¿No son muchas galas para un cantaor de 70 años? Respuesta. Son 70 y no me quito ni medio año. Empecé muy joven porque murió mi padre y madre se quedó viuda y con cuatro niños. Yo trabajaba en el muelle y de noche me ...

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CHANO LOBATO CANTAOR

Chano Lobato, que heredó el nombre artístico de su padre, es uno de los últimos cabales del barrio de Santa María y disfruta ahora del prestigio tardío de uno de los grandes. "A la vejez viruela", se lamenta.,De Cádiz salió a los 16 años para hacer carrera acompañando al cante a los mejores bailaores y bailaoras como Antonio y Manuela Vargas. Pregunta. Lleva un verano trepidante. ¿No son muchas galas para un cantaor de 70 años? Respuesta. Son 70 y no me quito ni medio año. Empecé muy joven porque murió mi padre y madre se quedó viuda y con cuatro niños. Yo trabajaba en el muelle y de noche me ponía la corbatita y salía a buscarme la vida. El público me quiere mucho. Me he llevado 40 años detrás de las batas de cola. Eso no es reconocido en ningún sentido, pero, desde luego tiene su mérito. P. En cambio, usted puede decir que ha vivido y vive del cante. R. Y es difícil porque en mi tiempo ser artista era complicado, era deprimente. Ahora es una carrera y está reconocido. Antes malvivíamos y nos mal miraban. Estábamos los flamencos, los taxistas y las mujeres de la calle. Hoy no. Hoy canto en universidades y en los mejores teatros del mundo. P. Dicen los entendidos que Chano Lobato es, ante todo, la ortodoxia del compás. R. Es que algunos le buscan al flamenco unos tiras y aflojas....Yo contra el progreso no estoy ni en la guitarra ni el cante ni el baile. Lo que hay que es que llevar las cosas a su sitio, que ya es bastante. P. ¿Qué es lo que está fuera de su sitio en el flamenco? R. Cuando uno se sube al escenario no debe buscar el efectismo para arrancar las palmas. No se debe perder ni la personalidad ni el aire de cada uno. En mis tiempos, que fue la época de oro del cante, cada uno tenía sus maneras. Ahora la juventud canta tanto que pierde su personalidad P. Usted pone al mismo nivel la pureza del compás con la mezcla de canciones y melodías, ¿por qué? R. Porque yo, como Cádiz, soy muy anárquico. Llega un momento en que canto por alegrías y meto un bolero por guajiras o un tango de Carlos Gardel por bulerías. Yo hice medio espectáculo en Francia con Compay Segundo y no veas la que liamos. Si uno sigue dentro del compás también es bueno lo que se haga. P. ¿Por qué tardó tanto en cantar sin acompañar? R. Porque no tuve suerte. Estaba ya enchapao a la cosa de cantar para bailar para gente como Pilar López, Carmen Amaya, Antonio, Matilde Coral, Manuela Vargas....y mayormente porque yo no he servido. Con la desenvoltura que tengo, me ha faltado esa pizca para lanzarme. He sido muy cagueta. Pero a mi me quitan esto y me muero. Yo siempre he sido banderillero, pero ahora, a la vejez, mato toros, pero con mucho cuidado para que no me cojan porque aprietan. P. ¿Le convencen a usted los jóvenes flamencos? R. Yo digo que el que tenga una oportunidad que la aproveche, porque hoy esto es una carrera. Pero a mis 70 años escucho cosas que no sé... Por ejemplo, si el cajón va modulado con arte, echando mezcla al ritmo, con suavidad, pues vale. Pero si le pegan dos aldabonazos fuertes se come hasta la guitarra. Es como un jaleo a tiempo que levanta a un mudo, pero a destiempo no. P. ¿Qué le queda a usted del barrio de Santa María de los años cuarenta? R. Aquello era la cuna del cante. Me acuerdo de la tienda del Mataero. Allí nunca había distinciones sociales de ningún tipo: éramos payos y gitanos. Se enamoraban las parejas y se casaban. Eso siempre ha existido en mi tierra. R. ¿Ha cambiado mucho? R. Yo no encuentro demasiadas diferencias. Pero ahora hay más oportunidades y los muchachos estudian más, aunque faltan vivencias. Yo de chico aprendí de Caracol y de Aurelio Sellé, pero había otros artistas que no han tenido reconocimiento. Cuando se celebraba un bautizo los escuchabas a todos. Había una viejecita que se llamaba Luisa La Butrón que cantaba las cantiñas como nadie. Yo hago cositas suyas. Hoy hay gente como Menese, que es capitán general. Yo lo adoro. No ha perdido su personalidad. La gente dirá lo que quiera pero es una autoridad en la materia. Yo le he visto cantar por colombianas y le tocaba las palmas un japonés que se llamaba Cigarrón de Jerez. No veas a José. P. ¿Es verdad que le tiene usted miedo a grabar discos? R. Sí, sí les tengo miedo y tengo mucho complejo con los discos. Tenía un compromiso con una casa pero me dejé de ir. Ahora tengo dos recientes, Nuez moscá con Pedro Bacán y una cosita que hice en Nimes.

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