Entrevista:

MANUEL HERRERA BIENAL DE FLAMENCO "Estoy aquí por amor al flamenco, porque no sé hacer ni palmas"

Manuel Herrera (Casariche, Sevilla, 1937) estaba tan tranquilo enseñando gramática y ortografía en un colegio de Los Palacios cuando, hace ahora dos años, le cayó encima la mundial: dirigir la Bienal de Arte Flamenco, el mayor y más importante festival del género en el mundo. Este maestro de escuela, aficionado e impulsor del género desde principios de los sesenta, afrontó la responsabilidad de programar todo un mes de flamenco en escenarios repartidos por toda Sevilla y, además, de sustituir a José Luis Ortiz Nuevo, el anterior director y creador del festival. Herrera se puso manos a la obra ...

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Manuel Herrera (Casariche, Sevilla, 1937) estaba tan tranquilo enseñando gramática y ortografía en un colegio de Los Palacios cuando, hace ahora dos años, le cayó encima la mundial: dirigir la Bienal de Arte Flamenco, el mayor y más importante festival del género en el mundo. Este maestro de escuela, aficionado e impulsor del género desde principios de los sesenta, afrontó la responsabilidad de programar todo un mes de flamenco en escenarios repartidos por toda Sevilla y, además, de sustituir a José Luis Ortiz Nuevo, el anterior director y creador del festival. Herrera se puso manos a la obra con tranquilidad y trasladó los métodos organizativos que empleaba en su colegio, comprobados tras muchos años en la dirección, al mundo del flamenco. El resultado podrá verse en 46 espectáculos desde el próximo 4 de septiembre, día en que comenzará la Bienal de Flamenco con la Carmen de Salvador Távora en la plaza de toros de la Maestranza, hasta el 3 de octubre. Pregunta. ¿Qué sintió cuando desde el Ayuntamiento de Sevilla le propusieron dirigir la Bienal de Flamenco? Respuesta. En aquel momento no me dio miedo. Pensé que en dos años se podría hacer una gran bienal, pero hace seis meses me di cuenta del reto y me dio tanto miedo seguir como renunciar. Sin embargo, considero que la bienal es más importantes que mis titubeos personales. P. ¿Cómo se inició su vínculo con el flamenco? R. Fue a principios de los sesenta cuando llegué a trabajar al colegio Cervantes de Los Palacios y empecé a conocer a los artistas de Lebrija, Utrera, Triana o Jerez. Desde la peña El Pozo de las Penas organizamos un montón de cosas, pero no sólo actuaciones. Nosotros apostamos por el estudio del flamenco de una manera seria y académica. P. ¿Qué le ha planteado más problemas al asumir la dirección de la bienal? R. Después de 18 años de existencia, la bienal debería estar consolidada como uno de los grandes festivales de música del mundo. Pero aún carece de entidad y de sede propia para afrontar del reto. Las instituciones no siempre han abordado el tema del flamenco con la energía que es necesaria. El flamenco está en inferioridad de condiciones en relación a otras músicas y pienso que, en Andalucía, debería tener un tratamiento muy superior al de los demás géneros porque es el arte que nos diferencia. P. De todo gran aficionado se dice que es un artista frustrado... R. Yo estoy aquí por amor al flamenco, a la cultura andaluza, porque no sé hacer ni palmas, en ese sentido les tengo envidia a todos. En el flamenco hay que estar por algo más de que a uno le hubiese gustado ser cantaor.

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