Fútbol... fuera

El fútbol se eterniza en los años pares. La Eurocopa o el Mundial resuelven el síndrome de abstinencia jugando con el mundialización y el localismo en décimas de segundo. Entre el gol de Petit que certificaba el Campeonato del Mundo y la rodada del balón que ayer imprimió el Athletic en Montauban (Francia), ante el Lens, apenas han transcurrido un par de semanas, ocupadas por el trasiego de fichajes reales o fraustrados, presentaciones, y concentraciones que elevan el extranjero a una categoría litúrgica de difícil explicación. Athletic, Real Sociedad y Alavés se recluyen más allá de las front...

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El fútbol se eterniza en los años pares. La Eurocopa o el Mundial resuelven el síndrome de abstinencia jugando con el mundialización y el localismo en décimas de segundo. Entre el gol de Petit que certificaba el Campeonato del Mundo y la rodada del balón que ayer imprimió el Athletic en Montauban (Francia), ante el Lens, apenas han transcurrido un par de semanas, ocupadas por el trasiego de fichajes reales o fraustrados, presentaciones, y concentraciones que elevan el extranjero a una categoría litúrgica de difícil explicación. Athletic, Real Sociedad y Alavés se recluyen más allá de las frontera con el único objetivo de evitar la aglomeración popular. El Athletic, tan afrancesado en los prolegómenos como trascendental en su nerviosidad, arrancó ayer, por su guión europeo, con el primer partido ante el campeón francés en la ciudad ciclista de Montauban. Francia es su infierno y su paraíso. Allí se medirá ante el Paris St. Germain y el Lyon, antes de encarar en agosto al Racing y el Salamanca, como prolegómenos de la eliminatoria previa de la Liga de Campeones. El Athletic apenas ha alterado su fisonomía. Ha cambiado la astucia de Ziganda (ya agotado) por la listeza de Ezquerro, un medio punta que acredita goles de forma imprevisible. A su vez, ha añadido, la experiencia de Imaz, un futbolista demasiado solidario y trabajador que intercede enbtre la veteranía de Urrutia y el aprendizaje de Nagore. Lo demás no se altera. En Bilbao sobrecoge un tanto la carencia de delanteros específicos ante una temporada sobrecargada de exigencias (Liga, Liga Europea y Copa del Rey). Algo ha cambiado. Sigue en Francia, pero la pretemporada ha incrementado su nivel de exigencia por mor de la eliminatoria europea ante el vencedor del Dinamo de Tiblisi y el Vlaznia.En el caso rojiblanco el fútbol arranca de golpe, sin prolegómenos. La Real Sociedad, menos apurada por las fechas europeas, mantiene la programación habitual: gira provincial, concentración en Holanda y encuentros de alto nivel hasta encarar la Liga. Sin embargo, su fisonomía futbolística adquiere algunos elementos de notable interés. Ha perdido a Craioveanu pero puede contar con el portugués Sa Pinto, un futbolista al que le pierde exclusivamente su carácter indomable para sacar provecho a la sabiduría y explosividad que atesora. Pierde a Imaz pero contrata a José Félix Guerrero, un jugador marcado por el morbo del apellido pero que exhibe una progresión inmejorable en su reccorrido. Igor Jauregi, es un correcaminos del centro del campo, con notable maneras técnicas. A priori, la Real Sociedad cuenta con mejores argumentos centrocampistas que el año anterior. Su balance fisico-técnico ha mejorado aunque mantiene la duda del rendimiento de Sa Pinto tras un año alejado de la competición. El Alavés es el principal elemento de discusión. Como los demás, tambien ha elegido el extranjero (Francia) para su concentración, pero a diferencia del resto su inversión resulta excesivamente rácana para la nueva categoría. Mané, fiel a su estilo y seguramente a la posibilidades del club, apuesta una vez más por la juventud, la inexperiencia, las ganas de triunfar o los deseos de revancha para compensar los argumentos personales de los grandes fichajes. El Alavés apenas alcanza los 1.000 millones de la cuenta de gastos-ingresos por fichajes en busca de una segunda sorpresa. Se trata, en definitiva, de jugar al màximo nivel con futbolistas del segundo nivel. El principio resultará definitivo: si los resultados acompañan revivirá la experiencia del pasado año; de lo contrario, la frustración puede despertar el sueño de la primera división: ha fichado jóvenes de Segunda B y suplentes de 1ª División, una mezcla que deberá combinar Manè, con notables riesgos de futuro. La apuesta es casi un salto en el vacío. El fútbol no para. A pesar de la globalización, el fútbol local mantiene el romanticismo del vecindario. Ronaldo o Zidane son historia. No juegan en España, como Ezquerro, Sa Pinto o Gerard . Y la Liga es más duradera. El fútbol...fuera, de momento..

J. F. Guerrero, certeza y duda

La polémica está servida. El Athletic ficha a Imaz y la Real a José Félix Guerrero. El caso del primero es cristalino; el segundo es oscuro. Luis Fernández apela al padre de familia para reclamar información y nadie sabe a ciencia cierta que pasó. A lo sumo, se manejan intuiciones o certezas de dificil carácter probatorio. Lo cierto es que el Athletic sólo cuenta con uno de los dos mejores productos de su cantera en los últimos años y Jorge Pérez, debió curtirse en el Aurrera de la mano de Blas Cierreta. El otro, internacional y polivalente, juega en la Real Sociedad tras una operación ventajosa. La Real Sociedad ha dado una lección de despacho. El Athletic zanjó la disputa sin ver un duro, el Rácing disfrutó del jugador una temporada y ganó dinero. La Real maduró la pieza lo suficiente para comprar a bajo coste. La productividad de Lezama no está en duda; si acaso, la competencia. Julen es la certeza rojiblanca; José Félix, la duda.

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