Tribuna

Pasados por agua

Pasados por agua. Al final no ha sido tan duro como esperábamos: el miércoles, 250 kilómetros, el jueves, 230 y con agua, teníamos miedo. Al principio salimos tranquilos y muy conscientes de que no debíamos jugárnosla, y aun así, en el primer sprint bonificado, en una curva de 90 grados en descenso, caída del líder, O'Grady, y de Jalabert. Nosotros nos libramos por los pelos. También se cayó el líder de la regularidad, Svorada, y dos veces. Se puso de pie tras la primera y sólo con el impulso de arrancar se le cruzó la bicicleta y al suelo.Después de eso la carrera fue controlada. Más cuando s...

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Pasados por agua. Al final no ha sido tan duro como esperábamos: el miércoles, 250 kilómetros, el jueves, 230 y con agua, teníamos miedo. Al principio salimos tranquilos y muy conscientes de que no debíamos jugárnosla, y aun así, en el primer sprint bonificado, en una curva de 90 grados en descenso, caída del líder, O'Grady, y de Jalabert. Nosotros nos libramos por los pelos. También se cayó el líder de la regularidad, Svorada, y dos veces. Se puso de pie tras la primera y sólo con el impulso de arrancar se le cruzó la bicicleta y al suelo.Después de eso la carrera fue controlada. Más cuando se fue solo el Rabobank. Quería también salir después Tafi, pero los Gan no le dejaban. Lo intentó y lo intentó. Y cogió con unos metros y a toda velocidad una curva. "Ahora nos le encontramos, ahora nos le encontramos, seguro", dije. Efectivamente. Al salir de la curva, el gendarme, parad, parad, y Tafi en el suelo.

Otro poco entre tirones y no tirones y la escapada consentida de Roscioli y el Big Mat. Carrera controlada. El Gan puso la marcheta. Nosotros, a mantener las posiciones, porque hay momentos en que se estira el grupo y nosotros tenemos que seguir delante, atentos a que no haya ningún corte. Así fuimos, calculando los equipos de los sprinters y los Gan para no capturar a los tres demasiado pronto. Así se evitan más ataques. A 10 kilómetros, cogidos. Peleas para coger las posiciones. Codos y a mantenerse. Pero, menos mal, el suelo estaba seco. Ningún peligro, aunque íbamos preocupados, porque entrábamos en el pueblo a siete kilómetros y eso significaba curvas y rotondas.

A Abraham le dejamos por delante: él se defiende bien solo. Pero nosotros detrás de él, por si acaso tenía algún problema.

Y a Txente, que estaba bien ufano de que el día anterior el mismísimo Bjarne Riis le metiera el avituallamiento en el bolsillo, ayer le tocó un empujón de Frattini. Se volvió rápido, enfadado, pero el del Telekom le dijo que lo sentía, que le habían empujado a él y que no tuvo más remedio que apoyarse en su espalda para no caerse.

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