FRANCIA 98

Thuram salva a Francia

El lateral derecho francés marcó los dos goles en una decepcionante actuación ante Croacia

Thuram salvó a Francia de una tragedia. Dos goles del fenomenal defensa derecho disimularon el decepcionante partido de un equipo que se obliga a sufrir demasiado. Sufre porque está preso de un sistema que le castiga, o de una alineación que limita sus posibilidades. Se impuso a Croacia por pura energía, o por el admirable interés de Thuram en rehacerse del error que propició el gol de Suker. Pero los franceses anduvieron escasísimos de fútbol. Una vez más.Las cosas como son: Francia juega mal. Es extraña la dificultad de este equipo para sumar todo su talento y alcanzar la plenitud. Uno a uno...

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Thuram salvó a Francia de una tragedia. Dos goles del fenomenal defensa derecho disimularon el decepcionante partido de un equipo que se obliga a sufrir demasiado. Sufre porque está preso de un sistema que le castiga, o de una alineación que limita sus posibilidades. Se impuso a Croacia por pura energía, o por el admirable interés de Thuram en rehacerse del error que propició el gol de Suker. Pero los franceses anduvieron escasísimos de fútbol. Una vez más.Las cosas como son: Francia juega mal. Es extraña la dificultad de este equipo para sumar todo su talento y alcanzar la plenitud. Uno a uno nos encontramos con futbolistas indiscutibles. Defensores como Thuram o Desailly, centrocampistas como Deschamps y Zidane, espléndidos jóvenes como Henry y Trezeguet. Pero Francia no funciona, y no lo ha hecho durante la mayor parte del torneo, aunque suene políticamente incorrecto. ¿Cómo se puede poner en cuestión a este equipo? Bien, el primero que lo cuestiona es el entrenador, un hombre de esos que buscan el equilibrio, concepto que en la mayoría de las ocasiones significa una declarada inclinación defensiva. Al menos ocho de los jugadores franceses son especialistas en la contención. ¿Sus nombres? Thuram, Desailly, Blanc, Lizarazu, Karembeu, Deschamps y Petit. Si añadimos el portero, nos encontramos con un equipo más preparado para defenderse que para atacar.

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Cuando Francia ataca, lo hace de forma deficiente, con los jugadores inadecuados. El primer asunto pasa por su incapacidad para abrir el campo y buscar los lados. Karembeu, Deschamps y Petit son la traslación del trivote italiano. Ninguno tiene condiciones para explotar el juego por los costados, que queda pendiente de las larguísimas incursiones de los laterales Thuram y Lizarazu, con lo predecible que eso significa. Sobre Thuram sólo caben elogios, sobre todo en el aspecto defensivo, aunque su error de colocación en el gol de Suker fue espectacular. Un minuto después apretó a Boban, le arrebató la pelota y recibió el pase de Djorkaeff que le sirvió para redimir su extraño fallo. Otra recuperación frente a Jarni le sirvió para enganchar un excelente remate con la izquierda y convertirse en el héroe de la noche. Pero no conviene sacar lecturas oportunistas: Thuram es un jugador de potencia, no de luces, cuando llega por la derecha. Por la izquierda, Lizarazu es uno de los futbolistas más sobrevalorados del fútbol europeo. La realidad es que se trata de un jugador menor, limitadísimo, sólo sostenido por la energía.

Si Francia no puede utilizar los dos lados, o lo hace de forma inconveniente, se encuentra con problemas gravísimos para generar ocasiones. Si su delantero centro es Guivarc"h, el problema se multiplica. De Guivarc"h se dice que juega bien sin pelota, eufemismo que significa que juega mal con la pelota. Pero es que sin el balón es un hombre profundamente equivocado.

La acumulación de defectos conceptuales agrede directamente a las posibilidades de un equipo con excelentes jugadores. Digamos que el entrenador Jacquet tiene una indiscutible responsabilidad en el deficiente diseño del equipo. Le puede su mentalidad conservadora y una incapacidad absoluta para entrever la necesidad de su equipo. Durante todo el primer tiempo, Francia no alcanzó nunca el área de Croacia, una selección que llegó dispuesta a defenderse y que terminó por pensar en sus posibilidades.

Croacia no jugó ni bien ni mal. Vivió según las circunstancias del partido. Se defendió sin disimulo al principio, después aprovechó levemente el agarrotamiento francés, alcanzó la ventaja con el gol de Suker, pero no tuvo ni la consistencia, ni la atención necesarias para llevarse el partido. Permitió el empate en una ingenuidad de Boban y concedió el segundo tanto en un error de Jarni. Los dos se equivocaron en una zona donde los errores están prohibidos. Francia sobrevivió gracias a la fe de Thuram, autor de los dos goles en un partido que cuestionó el verdadero crédito de Francia. Ganó a empujones, con el mismo sufrimiento que en los anteriores encuentros y con un fútbol de vuelo rasante, inferior en todo punto a lo que se espera de un equipo que dispone de magníficos jugadores en todas sus líneas, aunque mal repartidos en un sistema que obliga a Francia a esfuerzos demasiado severos.

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