LIBROS

"El arrepentimiento es un sentimiento inútil", dice Haro respecto a sus memorias

"Es un libro que despieza cruelmente. Pero como todos sabemos por debajo de esa crueldad hay una enorme ternura". Así describió ayer el cineasta Manuel Gutiérrez Aragón (Torrelavega, Cantabria, 1942) la última obra del escritor Eduardo Haro Tec-glen (Madrid, 1924), Hijo del siglo (El País-Aguilar).Ambos autores, unidos no sólo por una vieja amistad, sino por su vocación cinéfila, evocaron ayer en el Círculo de Bellas Artes los últimos 60 años de España. Y dialogaron, ante un centenar de personas, sobre Tánger, París, el clandestino Partido Comunista de España (PCE), y sobre Madrid. Es el mismo...

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"Es un libro que despieza cruelmente. Pero como todos sabemos por debajo de esa crueldad hay una enorme ternura". Así describió ayer el cineasta Manuel Gutiérrez Aragón (Torrelavega, Cantabria, 1942) la última obra del escritor Eduardo Haro Tec-glen (Madrid, 1924), Hijo del siglo (El País-Aguilar).Ambos autores, unidos no sólo por una vieja amistad, sino por su vocación cinéfila, evocaron ayer en el Círculo de Bellas Artes los últimos 60 años de España. Y dialogaron, ante un centenar de personas, sobre Tánger, París, el clandestino Partido Comunista de España (PCE), y sobre Madrid. Es el mismo paisaje por el que discurre Hijo del siglo, la crónica política, social e histórica de Haro Tecglen. "La educación política de España se la debemos a Haro", observó el director de Cosas que dejé en La Habana. Y le pidió al crítico de teatro que aclarase sus relaciones con el PCE, "de entonces", aclaró Gutiérrez Aragón. "Siempre fueron clarísimas", afirmó tajante el periodista. "Nunca milité en el PCE pero a veces algunos militantes (Javier Pradera, Jorge Semprún y Fernando Claudín) celebraban reuniones en mi casa. Y lo que no soy de ninguna manera es anticomunista. Lo único serio que vi contra Franco fue a través de aquellas personas, pero me equivoqué". "No, no te equivocaste", corrigió el cineasta y antiguo militante del PCE. "En aquel periodo hicimos lo que había que hacer y yo volvería a hacer lo mismo".

Un espectador le preguntó a Haro Tecglen si se arrepentía de algo. "No, no me arrepiento de nada. Es un sentimiento inútil". Hijo del siglo, donde Haro Tecglen rememora la República, la dictadura y la democracia, es una continuación de su anterior volumen de memorias, El niño republicano, en donde narraba su infancia. "Lo que nos gusta de Haro es que escribe muy bien, en el sentido de darle claridad a un pensamiento". "Es un libro desgarrado", concluyó el cineasta. "No, no lo es", replicó Haro, "el próximo, si me deja la editorial escribirlo, ése sí que será desgarrado".

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