¿Quién apoya al candidato?

La introducción del sistema de primarias para designar a los candidatos ha quebrado como un cristal los viejos hábitos del partido socialista. En sólo unas semanas la ex ministra de Cultura Carmen Alborch ha pasado de ser la candidata por excelencia -su nombre fue propuesto por distintas familias para optar a la presidencia de la Generalitat y a la alcaldía de Valencia- a pensarse seriamente si se presenta al proceso de primarias. Las urnas han convencido a los cuadros socialistas de que no sólo basta con tener glamour, sino que, además, hay que caer bien en las bases del partido, que son las ...

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La introducción del sistema de primarias para designar a los candidatos ha quebrado como un cristal los viejos hábitos del partido socialista. En sólo unas semanas la ex ministra de Cultura Carmen Alborch ha pasado de ser la candidata por excelencia -su nombre fue propuesto por distintas familias para optar a la presidencia de la Generalitat y a la alcaldía de Valencia- a pensarse seriamente si se presenta al proceso de primarias. Las urnas han convencido a los cuadros socialistas de que no sólo basta con tener glamour, sino que, además, hay que caer bien en las bases del partido, que son las que emiten su veredicto. Las primarias también han obligado a los dirigentes de las principales familias del PSPV ha cambiar su modo de operar. Hasta ahora cada sector pactaba la cuota de poder que le correspondía y las votaciones, generalmente delegadas o a mano alzada, bendecían el acuerdo o el candidato. Las primarias han cambiado las reglas del juego. Ahora las familias huyen de los pactos explícitos y los sustituyen por gestos de buena voluntad que, además, han de tener traslación en la militancia con el objetivo de aminorar la incertidumbre que conlleva todo proceso de primarias. Un proceso que ensalza o que hunde a los competidores en función del resultado. Esta política de gestos ha sido la que ha confluido en el actual portavoz socialista de Valencia, el también independiente Aurelio Martínez, que ha visto cómo en las últimas horas recibía señales de buena voluntad de la ejecutiva de Valencia ciudad, de Joan Romero, de Joan Lerma y de Antoni Asunción. Unos indicadores que, presumiblemente, le llevarán a anunciar en las próximas horas que está dispuesto a competir en primarias. La necesidad de buscar apoyos amplios en las bases han roto con la política de bloques que enfrentaba a los renovadores y sus críticos hasta ahora. Así, el portavoz parlamentario Antonio Moreno, considerado un representante del lermismo, ha recibido claras señales por parte de los seguidores de Romero y de Izquierda Socialista de que están dispuestos a avalar su candidatura a la alcaldía de Alicante frente a la persona que pueda postular el secretario local Ángel Franco. Sin embargo, ahora todos asumen que no puede haber pactos explícitos que cuestionen la capacidad de decisión de las bases que, aunque no paguen cuotas, tienen la última palabra: la papeleta con el nombre del candidato.

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