Pujol afirma que CiU lo tiene "mejor que nunca" para ganar Barcelona

Convergència Democràtica de Catalunya (CDC) presentó ayer ante sus bases barcelonesas al candidato a la alcaldía, Joaquim Molins. Y el propio Jordi Pujol fijó las reglas del juego: Molins no tiene otra opción que ganar allí donde fracasaron todos los anteriores candidatos convergentes. "Todo se presenta más favorable y mejor que nunca, porque la fuerza socialista está en declive. El proyecto socialista es errático e inseguro, está agotado", afirmó Pujol.

CDC, coligada con Unió en CiU, está literalmente ansiosa por ganar Barcelona, tras dos décadas de sucesivos fracasos. Ya tiene un cand...

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Convergència Democràtica de Catalunya (CDC) presentó ayer ante sus bases barcelonesas al candidato a la alcaldía, Joaquim Molins. Y el propio Jordi Pujol fijó las reglas del juego: Molins no tiene otra opción que ganar allí donde fracasaron todos los anteriores candidatos convergentes. "Todo se presenta más favorable y mejor que nunca, porque la fuerza socialista está en declive. El proyecto socialista es errático e inseguro, está agotado", afirmó Pujol.

CDC, coligada con Unió en CiU, está literalmente ansiosa por ganar Barcelona, tras dos décadas de sucesivos fracasos. Ya tiene un candidato, Joaquim Molins, tras un pintoresco proceso interno en el que el consejero Artur Mas amagó largamente una candidatura que nunca llegó a existir. Y ayer CDC aprovechó el Aplec de Primavera (una concentración festiva de militantes en el parque barcelonés de L"Espanya Industrial) para presentar a Molins ante las bases. El candidato recibió, sin embargo, tanta presión como apoyo: su jefe de partido, Jordi Pujol, y quien le disputó la condición de alcaldable, el consejero de Economía, Artur Mas, describieron un panorama en el que sólo es concebible la victoria. "Esta vez no hay excusa para no ganar", dijo Mas. "El equipo de gobierno municipal [socialista] es más débil que en otras elecciones, tenemos que conseguir la alcaldía", agregó. Jordi Pujol también minimizó la fuerza del adversario. Joan Clos y su equipo, dijo, están agotados y sin ideas, y sólo pueden hacer "fuegos de artificio". Pujol recordó que 1999 será un año electoral denso, con autonómicas anticipadas a la primavera "si no hay novedades" y municipales en junio. Y consideró imprescindible reforzar el "papel decisivo de CiU" frente a los "conceptos unitaristas de España" impulsados tanto desde "una óptica barroca", la de José María Aznar, como "desde una óptica jacobina", la de José Borrell. Según Pujol, CiU no sufre el desgaste del poder: "¡No estamos pasados de rosca! Hemos cambiado, nos hemos adaptado, por eso hemos podido gobernar [la Generalitat] durante 18 años", aseguró. Según el presidente de la Generalitat, el proyecto de CiU para Barcelona debe hacer de ella "una pieza clave de Cataluña". "Queremos una Barcelona cosmopolita, pero no desinteresada del resto del país", explicó. Menos barceloneses En la misma línea se expresó Joaquim Molins, para quien Barcelona no debe ser "la segunda ciudad española, sino el cap i casal de Cataluña". El candidato a la alcaldía criticó el balance social de los socialistas: "¿Por qué, en sólo 10 años, 250.000 barceloneses han abandonado la ciudad? ¿Tiene eso algo que ver con el hecho de que Barcelona sea el lugar de Cataluña donde se han creado menos puestos de trabajo en la última década?", se preguntó Molins. El candidato convergente subrayó, como otras veces, que CiU ha hecho más por Barcelona que los propios socialistas, ya que a su trabajo desde la oposición municipal se unen las realizaciones de la Generalitat. Molins criticó a Borrell por no haber hecho la tercera pista del aeropuerto, prevista para el 2002; la autovía del Baix Llobregat; la pata sur del cinturón, o la línea del AVE entre Madrid y Barcelona, prevista para el 2004. El Aplec de Primavera, al que acudieron más de un millar de militantes, tuvo un ambiente lúdico. Uno de los actos matutinos fue un concurso de "dar la vuelta a la tortilla" del que salió vencedor, posiblemente por casualidad, el candidato Molins. La tortilla se les dio mejor a los convergentes que la práctica del fútbol. Si el año pasado el equipo de CDC, con cracks como el propio Molins, los consejeros Xavier Trias y Artur Mas, y el secretario general Pere Esteve, encajó casi una treintena de goles al enfrentarse contra los veteranos del Barça, ayer redujo el diferencial negativo y sólo perdió por 6 a 0 contra un equipo de periodistas. "La solución está clara: el año que viene tenemos que enfrentarnos a un equipo de socialistas, y ese partido sí lo ganaremos", bromeó Artur Mas.

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