PRIMARIAS SOCIALISTAS

El PSOE intenta parar la dimisión de Almunia

El secretario general aguardará al comité federal para hacer efectivo su abandono del cargo

Joaquín Almunia cumplió su advertencia. Con toda solemnidad presentó ayer ante la Comisión ejecutiva Federal su dimisión como secretario general tras ser derrotado por José Borrell en las lecciones primarias para designar al candidato a la presidencia del Gobierno. Pero la presión de los 33 miembros de la ejecutiva, empezando por el propio Borrell, para que no dimita o, al menos, posponga la decisión hasta la reunión del comité federal del próximo día 9, no cayó en saco roto. En estos días, Almunia escuchará la voz de los militantes y la del comité federal pero, sobre todo,escuchará a su conc...

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Joaquín Almunia cumplió su advertencia. Con toda solemnidad presentó ayer ante la Comisión ejecutiva Federal su dimisión como secretario general tras ser derrotado por José Borrell en las lecciones primarias para designar al candidato a la presidencia del Gobierno. Pero la presión de los 33 miembros de la ejecutiva, empezando por el propio Borrell, para que no dimita o, al menos, posponga la decisión hasta la reunión del comité federal del próximo día 9, no cayó en saco roto. En estos días, Almunia escuchará la voz de los militantes y la del comité federal pero, sobre todo,escuchará a su conciencia. Sus llegados confiesan que, a día de hoy, tiene decidido abandonar el argo. En la noche del escrutinio, ex secretario general del PSOE, Felipe González, le pidió que no dimitiera.

"Me creo en la obligación de presentar mi dimisión. Sé que las primarias se han hecho para elegir candidato, pero me es muy difícil aislar su resultado de las repercusiones sobre la vida política interna del partido. Soy un político de convicciones y soy incapaz de separar mi condición humana de mi condición política, pero también soy una persoa que quiere a su partido, que ree en el PSOE y que quiere derotar a la derecha apoyando un royecto progresista que encabeará José Borrell". Almunia hizo sta declaración política dentro y era de la reunión de la ejecutia y a sus últimas palabras se aferran los dirigentes socialistas para confiar en que por "responabilidad" y por "cariño" al partido no provoque una crisis.

Puesta a disposición

La reunión de la ejecutiva empezó a las once de la mañana, dirigida por el presidente del PSOE, Ramón Rubial. Tomó la palabra Almunia para elogiar el proceso de primarias que él mismo impulsó y que, según dijo ha inyectado alegría y movilización al partido. Después anunció que dejaba el cargo de secretario general. Sólo tras escuchar a todos los miembros de la ejecutiva cambió la palabra dimisión por la "puesta a disposición de su cargo ante el próximo comité federal del día 9". Tras Almunia todos levantaron la mano. Los asistentes consultados destacan la "habilidad" de Ramón Rubial, que no hizo caso al orden de petición de palabra y autorizó las intervenciones a su albedrío. Primero, Borrell. Luego, los pocos miembros de la ejecutiva que durante el proceso se decantaron abiertamente por el ganador. Por último, los miembros del aparato cercanos a Almunia.

Todos argumentaron en contra de la dimisión. Borrell empleó toda su "energía" -"que es mucha", según dijo Almunia- para convencerle de que las primarias eran para elegir al candidato a presidente del Gobierno y no para cambiar al secretario general.

También el presidente de Castilla-La Mancha, José Bono, y el de Andalucía, Manuel Chaves, los dos barones que con más empeño defendieron la candidatura de Almunia, utilizaron todos los argumentos posibles para convencerle. Uno de los más empleados fue el de la "responsabilidad". En su opinión, la dimisión de Almunia llevaría consigo "la deslegitimación" de las primarias y tendría un efecto devastador para la próxima etapa, en la que se elegirán los candidatos a las presidencias autonómicas y los ayuntamientos.

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Uno de los primeros en recomendar a Almunia que no abandone su puesto fue Felipe González, aseguran miembros de la ejecutiva que conocen datos de la conversación que ambos mantuvieron en la noche del escrutinio.

"Estuve charlando con Felipe González y, como siempre, su opinión me parece muy interesante", se limitó a comentar Almunia sobre su reunión de media hora con el ex líder del PSOE. Después, aludió con desdén a los medios de comunicación que han interpretado el resultado de las primarias como "el fin del felipismo". Sus colaboradores recuerdan que Almunia siempre ha aceptado de buen grado la colaboración y apoyo de González, y lo mismo ha hecho Borrell, que en todos sus actos ha reivindicado la labor del ex número uno del PSOE y se ha presentado como el hombre capaz de generar en el partido y la sociedad Ia ilusión" que generó González en 1982.

En la ejecutiva hubo además intervenciones emocionadas que calaron visiblemente en Almunia, según reconocen algunos asistentes. "Por favor, Joaquín, tienes que seguir en nombre de todos los militantes que de buena fe han votado convencidos de que estaban eligiendo al candidato a la presidencia del Gobierno", aseguran que dijo Alfredo Pérez Rubalcaba, responsable de Relaciones con los Medios.

Tanto Pérez Rubalcaba como el secretario de organización, Cipriá Ciscar, ligaron sus destinos políticos al de Almunia. Bono, tras distintas consideraciones políticas, quiso desdramatizar: "Joaquín pone su cargo a nuestra dísposición y nosotros disponemos que se lo devolvemos", dijo.

Almunia tiene ahora quince días por delante para escuchar la voz de los militantes respecto a si quieren o no que continúe al frente del PSOE. "Quiero percibir de aquí al 9 de mayo la opinión de los militantes, para ver si además de votar la candidatura a la presidencia del Gobierno estaban volando cuestiones internas", advirtió el secretario general. Voy escucharles a través de los canales que tengo, a través de las estructuras provinciales y regionales y, a través de los medios de comunicación, que seguro darán cuenta de muchas opiniones". Esas opiniones pesarán en la balanza junto a sus convicciones personales para decidir si dimite el cargo para el que fue elegido hace 10 meses en el 34º congreso.

Serán los partidarios de Borell los que más se esfuercen ahora en convencer a Almunia para que no se vaya. Los representanes de la corriente Izquierda Soialista, miembros de la platafora de apoyo al ex ministro de Obras Públicas, lo expresaron ayer a este diario a través de Manuel de la Rocha, miembro del comité federal: "Yo y muchos compañeros de Izquierda Socialista votamos en el congreso federal a Joaquín Almunia como secretario general y le pedimos por favor que siga. El tándem Borrell-Almunia tiene que trabajar codo con codo para ganar el futuro".

Problemas inmediatos

La situación provocada por la victoria de Borrell ha desconcerdo al ganador y al perdedor, que aún no saben qué pasos dar cómo manejar la nueva situación. El primer debate versará sobre la posibilidad de implantar en el PSOE un modelo de poder con dos cabezas, que es a lo que aspiran los dirigentes que no desea que Almunia dimita. El secretario general reconoció que algunas formaciones se desenvuelven bien separando las tareas de candidato electoral y líder del partido. Italia, Francia y Alemania son los casos más notorios. "Pero hay otros que no son así, como Portugal, Grecia o Dinamarca", precisó Almunia.

Respecto a la nueva posición de Borrell en el partido, algunos han apuntado la posibilidad de crear una oficina del candidato. ¿Tendrá apoyo Borrell del aparato?", se preguntaba ayer incrédulo uno de sus colaboradores.

Otro problema se abre en el grupo parlamentario, que preside Joaquín Almunia y cuyo portavoz, Juan Manuel Eguiagaray, presentó su dimisión del cargo ayer ante la ejecutiva federal.También a Eguiagaray le pidieron que aguardara un poco, aunque ya está claro que Borrell debutará el próximo día 12 en el congreso en el debate del estado e la nación frente al jefe del Ejecutivo, José María Aznar.

"Le he pedido a Pepe Borrell que empiece ya a prepararse para el debate del día 12", dijo AImunia ante el gesto grave del interesado. Todo es nuevo para él, aseguran sus colaboradores, que nunca pensaron que el entusiasmo que percibieron en los miitantes se tradujera en una victoria. Ayer mismo recordaban que en los últimos días sólo aspiraban al 40% de los votos.

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