Imaginación para un congreso

José Borrell levantó el puño cuando el pleno le dedicó un prolongado aplauso. Y fue -con diferencia- el político que con mayor entusiasmo siguió-con algún amago de contoneo, incluso- el Imagine, la canción con la que Javier Gurruchaga y Michelle Mcaine abrieron el congreso de Nueva Izquierda. "Imagine para un partido con imaginación", diría el cantante.En un congreso del que no se espera ni un suspiro discrepante, el interés estaba ayer, sobre todo, en quienes habían aceptado la invitación para asistir al cónclave de Nueva Izquierda. Estaban todos ayer. 0 casi todos. Desde Antoni...

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José Borrell levantó el puño cuando el pleno le dedicó un prolongado aplauso. Y fue -con diferencia- el político que con mayor entusiasmo siguió-con algún amago de contoneo, incluso- el Imagine, la canción con la que Javier Gurruchaga y Michelle Mcaine abrieron el congreso de Nueva Izquierda. "Imagine para un partido con imaginación", diría el cantante.En un congreso del que no se espera ni un suspiro discrepante, el interés estaba ayer, sobre todo, en quienes habían aceptado la invitación para asistir al cónclave de Nueva Izquierda. Estaban todos ayer. 0 casi todos. Desde Antonio Gutiérrez, secretario general de CC 00, a José Antonio Ortega y Díaz Ambrona, presidente del Club Siglo XXI. Desde Nicolás Sartorius a Dieter Koniecki, de la Fundación Friedgidh. Representantes de la embajada italiana, de la cubana, de Francia, de EE UU. Y luego, sindicalistas, políticos, colectivos feministas, de gays y lesbianas, verdes, viejos comunistas como Simón Sánchez Montero o Antonio Gutiérrez Díaz...

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Pero no estaban ellos. Los antiguos compañeros de IU fueron os grandes ausentes. Julio Anguita había bromeado el día antes diciendo que se le había oIvidado que este Fin de semana se celebrara el congreso de Nueva Izquierda. López Garrido e devolvió la broma al decir que le alegraba que fuera sólo un olvido lo que había impedido a su antiguo jefe de filas estar presente.

Pero lo cierto es que todo el llamamiento a la unidad, cada palabra pidiendo la cohesión de la izquierda, las propuestas y los requerimientos por la confluencia de las fuerzas progresistas tenían un algo de contradictorio cuando en aquel salón faltaba una parte nada desdeñable de esa izquierda a la que se le pedía precisamente lo que no había: unidad. Nada es perfecto.

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